Mi hijo me ayuda a curar las heridas
Fecha: 21/02/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos
... así?
—si gracias quedó sequita, gracias. Pero mi problema todavía sigue.
—¿Por qué no llamas al hospital y preguntas que puedes hacer?
—Bueno será mejor, a ver qué me dicen.
Me llevó a la cama y me trajo el teléfono para llamar al hospital.
Llamé y me pasaron con el médico que me atendió y me sugirió una solución sin que tenga que ir al hospital nuevamente. Me dijo que podría tomar un laxante, pero eso no lo solucionaría por lo menos rápido y por el tiempo que pasó y los días de internación él asegura que se produjo una obstrucción y que debería indicarle a la enfermera que me cuida que me aplique una enema, sugirió un preparado llamadoEnemol que venden en la farmacia y es de fácil colocación. En ese momento no me atreví a contarle que el que me cuidaba era mi hijo. Me quedé pensando si haría bien en proponerle eso a mi hijo, si me atrevería, si era lo correcto. En ese momento me encontraba acostada en la cama pensando cuando entró mi hijo y preguntó:
—¿Qué te dijeron?
—me dieron una solución, pero no quiero comprometerte porque te vas a tener que pasar por algo que no quiero, es muy feo y sucio.
—pero ya te dije que no pienses en mi yo haría cualquier cosa con gusto, dime.
—pero es algo muy sucio.
—dale no tengas miedo ni vergüenza, piensa que soy una enfermera.
—Bueno me dijo que me aplique un enema y me explicó que era la única solución por el tiempo que pasó.
—Bueno, no hay problema, como hacemos.
Demostró seguridad en sus palabras, ...
... aunque se lo notaba tembloroso, al igual que yo, pero trate de no pensar y seguir adelante.
—Si no te va a dar asco, gracias hijo.
Pase a explicarle donde comprarlo y lo que me contó el médico para dejarlo tranquilo, entonces se fue a buscarlo a una farmacia cercana y unos calmantes, vaselina y pomadas que tenía que comprar.
Pasaron unas horas desde que se fue y mi cabeza no dejaba de pensar toda clase de cosas, me gustaba exhibirme de esa forma a mi hijo de estar en sus manos literalmente, de que conozco toda mi intimidad, era lo más excitante que me había ocurrido en la vida, ni cuando estaba casada me había expuesto de tal forma. Estaba empapada pero no podía secarme, era casi una tortura que no podía parar. En ese momento escucho ruidos en la puerta de calle, era Fer que había llegado.
—Hola, conseguiste todo.
—Si por suerte, sí, pero tuve que ir a otra farmacia un poco más lejos.
—Bueno cuando puedas o cuando quieras empezamos.
—Bueno, me voy a lavar bien las manos y empezamos.
—Bueno yo voy leyendo las indicaciones.
Nunca mi marido ni nadie me habían penetrado por el ano, era virgen, aunque alguna cosa me había metido, pero nada exagerado sólo exploré, por eso le hice comprar vaselina para facilitar las cosas.
—Bueno ya estoy listo, que hago.
—Primero vamos a poner algo en la cama para que no se ensucie, en la cocina tengo un nylon grande que puede servir.
Fue a buscarlo.
—Ahora me vas a tener que bajar el pantaloncito y acostar de ...