La Fábrica 12
Fecha: 25/02/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: goose969, Fuente: CuentoRelatos
... tanta gente conocida.
—Si claro, mentime que me gusta
Demás está decir que cerré la carpa y le comí la boca, no se si conté que tiene labios muy gruesos, de esos como para chupar y chupar. Sus ojos claros brillaban, y más por la bebida, y las tetas que eran enormes parecían querer romper los botones de la blusa que las contenían. No recuerdo más nada hacia abajo, ya que me dediqué a lamerle los pechos y morder esos pezones que crecían al contacto de mi boca. Recuerdo que estaba en eso cuando caí que al besarla no me resultó feo contando que se había sentido mal, por lo que volví a hacerlo y ahí caí que todo fue provocado y no fue real. Mi verga si necesitaba algo para quedar como un mástil ahí lo obtuvo y ya no me detuve, la terminé de desnudar, para encontrar una concha bien depilada y brillante por los líquidos que emanaban de ella. Se la chupé y recorrí con la lengua haciendo que esta mujer casada y fiel se retorciera de placer pidiendo que no parara que quería darme a probar lo que tenía para mí. Yo no iba a detenerme, nunca lo hacía, hasta tener en mi boca su acabada, y llegó, era como un hilo de leche bajando directo a mi garganta. Igual seguí con el tratamiento hasta que me pidió que le acercara mi pija a la boca que quería devolverme el favor, pero no le hice caso, y preferí meterle todo dentro de la concha. Sin condón la empecé a clavar hasta que sentí como se mojaba de nuevo y ahí me salí, busqué un preservativo y con la verga ya enfundada volví a meterla en ...
... ese agujero caliente y húmedo. Me la cogí en misionero mientras oía que afuera nos gritaban cosas, pero no hice caso y bombeé hasta que decidí cambiar de posición. La di vuelta y la puse en cuatro patas para volver a cogerla por esa vulva que me succionaba. Me agarraba de sus hombros y tiraba hacia mí para que la penetración fuera más profunda y ella ya no aguantaba los gemidos, cosa que los de afuera notaron y quedaron en silencio mientras yo no paraba de darle cada vez con más fuerza y rápido. Y llegó lo que debía llegar, explotó la mina, y se le escapó un grito. A mí todo me daba igual, pero ella era una mujer casada, y por lo menos dos de los que estaban afuera conocían al marido. Se cortó un poco, pero la di vuelta y yo me acosté boca arriba y la senté encima viendo como le entraba toda la pija nuevamente por la muy mojada cavidad. También sentía como bajaba líquido que quedaba en la base de mi verga y la empecé a coger desde abajo y ella acompañaba mis movimientos hasta que ella sola se la metía y yo me dedicaba a trabajarle los pechos, me fascinaba hundir mi cabeza en medio de esas bolas de carne enormes y lamerle el canal que las separaba. Ya no aguantaba mucho más, así que la puse de rodillas y me paré frente a ella para meter donde estuve lamiendo mi verga y me hizo una linda paja cubana hasta que sentía que reventaba y le dije, ahora sí, devolveme el favor de tomarte toda la leche. Me miraba con cara lujuriosa, estaba divina la mina, y mientras recibía mi descarga ...