1. Complejo de edipo


    Fecha: 02/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    RELATO
    
    Soy una mujer casada, tengo 36 años y un hijo de 18 años, mi marido tiene 50 años, nos conocimos en la universidad, donde el era profesor y yo estudiante, tuvimos un romance y quede embarazada a los 19 años, nos casamos y seguí estudiando hasta finalizar los estudios de derecho.
    
    Mi marido sigue de profesor en la universidad, yo tengo el despacho en casa, ya que trabajo como abogada libre asociada de un importante bufete y mi hijo estudia en el instituto.
    
    Soy de constitución pequeña, mido 1,55 y peso 50 kilos, pero bien proporcionada y bien conservada, a base de gimnasio y comida sana, soy una mujer normar de 36 años, ni muy guapa, ni muy fea.
    
    La relación con mi marido es buena, aunque después de 17 años juntos y con la diferencia de edad, nuestra vida sexual se había vuelto monótona y casi inexistente.
    
    A mi hijo lo quiero con locura, ya que por razones profesionales, habíamos decidido no tener mas familia (Tengo implantado un DIU) y al ser hijo único, le damos todos los caprichos, nos volcamos totalmente con el, sobre todo yo, que soy muy cariñosa.
    
    El también ha sido siempre muy cariñoso conmigo, nos abrazamos y nos besamos constantemente y por cualquier motivo, a mi me encanta "achucharle" y a el le encanta que lo haga.
    
    Nuestra relación madre-hijo era totalmente natural y digo era, porque a partir de un determinado momento comencé a notar como que algo estaba cambiando en el comportamiento de mi hijo.
    
    Todo empezó en la primavera en que mi ...
    ... hijo cumplió los 16 años, sin que apenas nos diéramos cuenta, comenzó a suceder…..
    
    En los momentos de cariño, el siempre se había dejado achuchar, sin mas, pero de pronto, comenzó a participar….
    
    Comenzó de forma suave, con besos y caricias adicionales a las que yo le propinaba, hasta que sin darnos cuentas, se fueron invirtiendo los papeles, pasando finalmente a ser yo la achuchada y el el achuchador.
    
    Al principio, eran simples caricias con sus manos en mis espaldas, pero poco a poco, me fui dando cuenta que sus manos se movían por todas las partes de mi cuerpo a su alcance, entre ellas, naturalmente mi culo, puesto que mis abrazos normalmente eran de frente.
    
    Mi hijo, con sus 18 años, mide 1,70 , con lo que me saca 15 cm. y pesa 70 Kg., 20 más que yo, asi es que, me manejaba como si fuera una muñeca.
    
    Últimamente se había cogido la costumbre de levantarme del suelo, cuando nos abrazábamos, para lo cual no tenía mas remedio que agarrarme con fuerza por mis glúteos y en muchas ocasiones, cuando estoy con un vestido que tengo para estar cómoda en casa, este se me sube y sus manos se posan directamente sobre mis bragas.
    
    Yo al principio, trate de no darle importancia, considerando que todo era normal, fruto de la efusión que poníamos en nuestros abrazos y cariños.
    
    Y en realidad todo era tan normal que lo hacíamos cuando nos apetecía, estuviera o no su padre delante, porque el también lo consideraba normal, ya que era lo que habíamos hecho siempre.
    
    Pero mi ...
«1234...17»