Complejo de edipo
Fecha: 02/03/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... intuición de mujer me decía que algo había cambiado, asi es que comencé a poner una atención que antes no ponía y a detectar detalles que iban confirmado mi sospecha de que el comportamiento de mi hijo para conmigo estaba cambiando.
La alegría que sentía cuando yo le abrazaba, había pasado a ser otra cosa… y mi cuerpo había pasado a ser algo atractivo para el.
Poco a poco fui comprendiendo que con sus 18 años, en plena efervescencia hormonal, yo me estaba convirtiendo sin querer en el objeto sexual que más a mano tenia.
No sabia si el era consciente o simplemente lo hacia en automático, pero en cualquier caso, dado el enorme cariño que sentía por el, bajo ninguna circunstancia estaba dispuesta a poner en peligro nuestra maravillosa relación madre-hijo.
El hecho de abrazarme y levantarme delante de su padre, denotaba que el lo consideraba normal, asi es que yo en principio, decidí considerarlo también normal.
De todas formas yo ya había dejado de estar en automático, prestaba atención a todos los detalles y además estos cada vez se iban haciendo más evidentes.
Ya no era necesario que yo lo achuchase, porque ahora era el el que continuamente y cada vez que se le presentaba la ocasión, llegaba y me daba un abrazo de oso, de frente o por la espada y esta nueva modalidad, ponía mas en evidencia sus intenciones, puesto que sus manos se movían entre mi barriga y mis pechos, al principio de forma sutil y luego cada vez de forma mas descarada.
Yo simplemente me ...
... dejaba acariciar y participaba dándole besos como había echo siempre, pero esto también comenzó a cambiar.
Cuando me abordaba por detrás, me besaba en el cuello y en la mejilla, cada vez mas cerca de la boca y cuando lo hacia por delante, lo hacia en el cuello y en muchas ocasiones en la boca, de forma rápida, como sin querer….
Cada vez tenia mas claro que mi hijo se estaba dando el lote conmigo, con mi consentimiento tácito, puesto que le dejaba hacer y el al no recibir oposición por mi parte, seguía avanzando, con caricias cada vez mas explicitas y atrevidas.
El lo seguía haciendo todo de la forma mas inocente y espontánea, pero a mi había veces que ya me daba corte que me hiciera determinadas caricias delante de mi marido, que sin embargo parecía no darle ninguna importancia, puesto que para el todo era como siempre.
Por mi parte trataba de evitar dentro de lo posible iniciar ningún tipo de cariños con mi hijo, cuando estaba mi marido delante, pero no podía evitar que los iniciase el.
Decidí que si la cosa iba a mas, tendría que hablar con el, para marcarle unos limites a nuestras relaciones madre-hijo, mientras tanto consideré que delante de mi marido no daría importancia a nada de lo que hiciese, para evitar cualquier tipo de suspicacias.
Por la noche, cuando nos sentábamos a ver la tele, mi marido lo hacia en uno de los sillones del tresillo, mientras que mi hijo y yo lo hacíamos juntos en el sofá, con lo que al voltear el el sillón para quedar frente a ...