1. Anita de tus deseos (capitulo 6)


    Fecha: 03/03/2018, Categorías: Incesto Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... agarró las bragas y las destrozo con las manos, y casi me corro instantáneamente otra vez. Me tenía loca: me chupaba el clítoris, los pezones, me metía los dedos en el chocho, me estimulaba con un vibrador y yo encadenada orgasmos uno detrás de otro. Finalmente, empezó a jugar con el consolador del culo: lo movía, lo giraba, lo sacaba del todo y lo volvía a meter.
    
    Le miré y vi cómo se embadurnaba de lubricante la polla, y tuve la certeza de lo que iba a pasar. Se inclinó sobre mí, colocó la punta en mi ano y presionó para que entrara un poco. Yo contenía la respiración mientras papá se tumbaba sobre mí, y pasaba los brazos por debajo me abrazó. Lentamente, muy poco a poco, fue presionando y noté la polla de papá, en todo su esplendor de seis centímetros de diámetro, presionando los laterales de mi ano. Mientras lo hacía me miraba fijamente para no perderse nada de mi reacción. Tenía la boca muy abierta, pero era incapaz de emitir algún sonido. Cuando llegó a la mitad paró y me estuvo morreando mientras yo, frenética, intentaba atrapar sus labios con los dientes. Entonces empezó a bombear despacio y con cada envestida entraba un poco más. Se me debieron poner los ojos en blanco y cuándo empezó a coger ritmo exploté. Respiré, chillé, berreé, gemí y me corrí. ...
    ... Papá continuó incansable y empecé a sentir sensaciones maravillosas cómo su pelvis presionando mi clítoris. Finalmente, se corrió, se derramó en mi interior mientras gritaba de placer. No pudo coincidir conmigo, pero siguió bombeando hasta que yo alcancé el último orgasmo, aunque para entonces la polla de papá había perdido consistencia. Me tuvo abrazada un buen rato mientras me besaba incansable por todas partes. Después salió de mí y empezó a deshacer los nudos de las cuerdas que me inmovilizaban. Yo seguía cómo en trance y extremadamente sensible: el más mínimo roce me hacía vibrar. Después de desatarme los brazos estuvo un buen rato masajeándomelos para volver a activarlos. Finalmente, salto de la cama y se fue a la ducha. Me quedé tirada en la cama, despatarrada, como si estuviera en el cielo. Cuando oí que cerraba el grifo del agua, salté de la cama, baje corriendo al salón, prepare una copa de ginebra y subí a la carrera. Cuándo salió de baño me encontró de pie junto al sillón. Se aproximó y rodeándome la cintura con el brazo me beso en los labios. Se sentó en el sillón y le di la copa. Después, apagué la luz, me senté en su regazo y me refugié en su pecho.
    
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