Sombras de un diario (II Parte)
Fecha: 05/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Esteban Jonás, Fuente: CuentoRelatos
... logró saltar la carca y daban conmigo, al menos la pequeña guarida me sería una ventaja, solo podrían entrar uno a la vez, el problema iba a ser que si intentaban acceder todos, yo quedaría tapiado de alguna forma.
Solamente quedaba esperar, no hacer ningún movimiento, quedar con mi escopeta apuntando hacia fuera, tener mi cuchillo listo, y comer la última ración de la poquita harina de maíz que nos queda a Pelusita y a mí.
Capítulo IV.
24/12/2020.
Salí de la madriguera, me encuentro cerca de unas instalaciones abandonadas del Ejército, parecen ser un conjunto de barracas. Ya no tengo comida. Ellos me siguen buscando. Frente a mí, a unos cien metros de distancia, se encuentra un árbol de mangos con pocos frutos, algunos de ellos maduros. También están un par de matas de coco, las cuales están cargadas; pero no puedo acercarme, o no debo hacerlo, porque es muy arriesgado.
Ya casi no hay árboles en Ciudad Bolívar, fueron arrasados casi todos por sus habitantes al principio del apocalipsis. Eran cuatrocientas mil personas que sintieron desesperación cuando el gas doméstico dejó de ser suministrado a la ciudad, volcándose todos hacia la leña para cocinar. Las pocas matas que quedan, siempre son de alguna tribu o algún grupo de supervivientes, muchas veces son señuelos para cazar a los humanos. Nuestra carne es muy codiciada en estos estos días por los caníbales o por ellos.
Llevo horas sin moverme, estoy acostado entre el monte, mi vista se mantiene en dirección ...
... de esos cocos y mangos, mi boca se hace agua, siento que caigo en el delirio. Pero debo esperar, seguir observando para ver si hay movimiento de alguna de estas tribus urbanas. No obstante, la debilidad por falta de calorías me está derrotando. Al menos estamos bien de agua, pude recargar en el riachuelo y tratarla con cloro, pero no la he filtrado con el lienzo, así que estoy tomando agua turbia.
Dentro de un par de horas va a oscurecer, y hay algunos mangos que han caído al piso. Me jugaré la lotería al buscarlos cuando llegue la noche. Tengo mucho sueño mientras escribo, no sé si es el hambre o el cansancio. Intentaré tomar una siesta. “Pronto vamos a comer querido amigo”, le comento a Pelusita, sus ojitos negros me ruegan por alimento.
Lamento mucho que ya en pocas horas será navidad y trato de no pensar en ello para evitar deprimirme, porque es inevitable no pensar en todos tus seres amados que se han ido. También recuerdo la cena que preparaba mi madre, cuanto daría por comer una hallaca con pan de jamón. Mis ojos están humedecidos por mis recuerdos navideños en familia. “Maldita sea, ¿por qué?”.
Intentaré descansar algo, luego iré por esos mangos.
25/12/2020.
Voy avanzando hacia el río Orinoco. He recuperado mis fuerzas. Decidí no ir por los mangos ni por los cocos, pero recibí otro alimento de regalo, quizás fue la navidad o, mis padres desde arriba.
Ayer, no tenía más fuerzas, recordé ese sueño que se apodera de las personas cuando ya no tienen más ...