1. Desde que tengo memoria quise follar a mi tía Isabel


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Kralik, Fuente: CuentoRelatos

    ... apoyaba su espalda en un árbol y bebía una copa, mientras que con su mano libre empujaba la cabeza de mi tía con un movimiento despreciativo y lento de vaivén.
    
    Noté cuando el hombre acabó por su expresión de placer y sus palabras "Eso putita, eso, trágala toda".
    
    Un hilillo de semen corría por la comisura del labio de mi tía y ella lascivamente pasaba su lengua para saborearla en su boca.
    
    Mi odio no tenía límites: El muy granuja, seguramente amigo de mi tío Mario, se me había adelantado.
    
    Pero me contuve y seguí observando.
    
    Una vez acabado, el tipo la levantó y la besó en la boca mientras subía su falda hasta la cintura.
    
    Una vez más sentí mi polla reventar cuando la tanguita de Isabel quedó al descubierto y el tipo, apenas apartando el hilo dental, la penetró con un instrumento impresionante, levantándola literalmente del suelo.
    
    La tomó de sus nalgas con ambos brazos y la sacudió con tanta violencia que mi tía apenas pudo ahogar sus gritos de placer orgásmico.
    
    Luego la bajó y ella mansamente se arrodilló de nuevo a limpiar con la lengua esa asquerosa polla.
    
    "Eso putita, pasa la lengua así, así mamita", decía el maldito. Y mi tía obedecía.
    
    No sé qué tiempo pasó, hasta que, al fin, mi tía acompañó al fulano hasta la puerta de salida.
    
    Desde mi escondite pude apreciar que el andar de mi tía era vacilante por el alcohol. Y que su belleza estaba potenciada.
    
    Cuando la puerta se cerró, la seguí con la mirada.
    
    Ella se sacó el vestido, quedando ...
    ... solo cubierta por su tanguita y sus sandalias doradas de tacón y dejando al aire unos senos de bisturí que semejaban los de una veinteañera por su perfecta redondez.
    
    Era la primera vez que veía a Isabel desnuda y lo que tenía ante mis ojos superaba largamente cualquier imagen que mi imaginación onanista hubiese creado en la soledad de mi cuarto.
    
    Fue entonces que decidí salir de mi guarida en las sombras.
    
    Ella estaba tan embotada por el alcohol que apenas se sobresaltó.
    
    "¡Marcos!", me dijo apenas sobresaltada.
    
    "No sabía que aún estuvieras en la casa."
    
    Isabel, en su borrachera, no tenía conciencia de su desnudez. Permanecía a duras penas de pie en el centro de la estancia sin atinar siquiera a taparse con las manos.
    
    Tardé casi un siglo en recorrer silenciosamente los escasos pasos que me separaban de ella.
    
    La visión que me regalaba era perturbadora.
    
    Al fin ella quedó distancia de mis manos y la tomé de su culo.
    
    "¿Marcos! ¿Qué hacés? Tu tío...??!"
    
    Tomé sus caderas y acerqué mis labios a los suyos. Su lengua no se resistió y nos fundimos en un lascivo beso.
    
    Yo comencé a acariciar su culito y a chuparle el oído, mientras le hablaba en tono muy bajo.
    
    "Vamos tía, voy a hacerte mí puta. Quiero regalarte toda la leche que guardo desde que te conozco".
    
    Ella intentaba separarse y me decía con terror, pero en voz muy baja, como si supiera que lo que acontecería era imparable:
    
    "No Marcos... No por favor... No me hagas el amor. No puedo... soy la ...