1. Viaje de egresados


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    Desde que mis hijas comenzaron el colegio siempre fui de esos padres que trato de acompañar en todo lo posible. La más grande, que ahora tiene 25, la del medio que tiene 23 y Yanina, que termina este año el colegio, con 18 años cumplidos porque es de septiembre.
    
    Debo confesar que en casi treinta años de matrimonio llevo una vida sexual aburrida. Llena de intenciones, pero escasa de emociones. De vez en cuando hacemos el amor con mi señora sólo como para mantener un mínimo vínculo con lo que alguna vez fuimos, tiempo atrás.
    
    No tengo ninguna fobia con mi matrimonio ni me esperaba una experiencia de esta naturaleza a los 59 años, casi al borde del retiro en lo que al sexo respecta, pero sin inconvenientes a la hora de acostarme con alguien. Debo confesar también que en estos treinta años sólo he sido “infiel” en alguno que otro viaje, pero en ambas oportunidades requiriendo servicios de los books de los hoteles en los que me tocó hospedarme. Experiencias que tuvieron lo suyo, pero de las cuales tampoco me enorgullezco.
    
    A principios de este año, con lo difícil que está la situación económica en mi país, acepté una especie de retiro pre jubilatorio, en la que me siguen aportando hasta que cumpla los 65 años las cargas sociales y un salario menor, pero en la que estoy virtualmente desocupado.
    
    Por ese motivo cuando se hizo la reunión de padres de las seis divisiones que tienen los tres turnos del colegio, por amplia mayoría fue elegido como uno de los padres que ...
    ... acompañaría a los chicos en el viaje de egresados. Yo no quería saber nada, pero fue Yanina la que me convenció de que aceptara, que ella se iba a sentir más segura y que no tenía ningún problema en que compartiera esa experiencia con ella. “Es más divertido si no van tus padres”, le dije para tratar de hacerla desistir. “Yo me sentiría más tranquila, aun haciendo lío, si estás por ahí cerca. Yo sé que no me vas a hinchar demasiado, te conozco”, me respondió y tenía razón.
    
    Yo nunca fui uno de esos padres cuida que se pusiera pesado con las elecciones de sus hijas. Eran otros tiempos también en los que había menos teléfonos celulares y todo se arreglaba casi de antemano, como turnarnos con otros padres para ir a buscarlas en las fiestas o las salidas. En algunos campamentos se había implementado la participación de los padres para que la comunicación fuera más objetiva que sólo la mirada del colegio. Mi mujer también me dijo que fuera, que me iba a hacer bien.
    
    Y cuando llegó el día de la partida tuve que darle la razón. En total éramos seis los padres que acompañamos a los casi 150 estudiantes. Cuatro varones y dos mujeres. Y acá quiero detenerme porque fue donde comenzó la verdadera historia. Una era la mamá de unos trillizos que la habían elegido porque tenía contacto con tres divisiones distintas y la otra, Sabrina, era una morocha de 42 años, abogada, divorciada y con un cuerpo escultural.
    
    Medía 1.75, tenía los ojos verdes y una boca con los labios resaltados. No había ...
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