1. Viaje de egresados


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... los grupos a supervisar, itinerarios etc. Se había puesto unas calzas apretadas que le marcaban más el culo que en el micro y una especie de campera marcada al cuerpo que le hacía más perfectas tetas y más fina la cintura. Era una verdadera yegua y yo me la iba a coger…
    
    El cuarto día tenía prevista una visita a la fábrica de chocolates. Los tres micros pasaban a buscar los chicos, daban un recorrido en la fábrica y volvían después de un almuerzo que ya estaba pautados por los de la agencia de turismo. Ese día yo me levanté con un fuerte dolor de espalda y cuando desayunábamos en la mesa de padres y de coordinadores les consulté si había problema en que me quedara en el hotel, que descansando un rato iba a estar sin inconvenientes en las actividades de la tarde que incluían una visita al Lago Gutiérrez y una fiesta por la noche en un boliche que funcionaba en el último piso del hotel.
    
    Por supuesto que no hubo problemas, me recomendaron reposo y me dijeron que nos veníamos en cuatro horas, más o menos cuando finalizaba la visita guiada.
    
    Me fui a la habitación, me pegué una ducha y me quedé tirado en la cama sólo con la toalla atada en la cintura. A los 20 minutos golpearon a mi puerta. Pensé que se trataba de la gente que se encargaba del aseo de la habitación y abrí la puerta sin complejos con la toalla en la cintura. Soy una persona delgada, mido 1.80 y son de contextura física grande. Cuando abrí me di cuenta que era Sabrina, con una musculosa que le marcaba las ...
    ... tetas y una calza que dejaba ver los pliegues se su vagina de lo apretada que estaba. Inmediatamente tuve una erección y no tuve chances de ocultarla con la toalla que me delató al instante.
    
    —Epa, que recibimiento. Me parece que lo que vos necesitas es un poco de mimos. Me dijo Sabrina que suavemente metió su mano por el tajo que dejaba la toalla atada en la cintura y me acarició el miembro sin ningún complejo. “Qué tenemos por acá. Yo te voy a ayudar a que se te vayan los dolores”, me advirtió. Y con el mismo empujón con el que me corrió unos centímetros de la puerta, se inclinó hacia adelante hasta quedar de rodillas y me comenzó a hacer una mamada que nunca me voy a olvidar.
    
    “Desde que te vi en el colectivo que te quería chupar la pija”, me dijo mientras pasaba la lengua de arriba hacia abajo, se metía los huevos en la boca y con las dos manos me apretaba los cachetes del culo para metérsela bien hasta el fondo, como queriendo que la ahogara con mi miembro”. Tuve que contener la eyaculación porque hubiera sido un papelón acabar tan rápido.
    
    La levanté por los hombros, la di vuelta y le bajé la calza hasta que le quedó a la altura de la pantorrilla. Como me lo temía no llevaba ropa interior. Le separé las nalgas y le metí un terrible lengüetazo que la hizo estremecer y chorrearse toda. Con mi nariz jugaba con el orificio del culo, claramente le gustaba coger por el orto porque lo tenía bien dilatado y se le abrió un poco más cuando también lo empecé a estimular con la ...