Viaje de egresados
Fecha: 08/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos
... signos de operación alguna salvo una buena retocada en las tetas que se les dejaba bien paradas con dos pezones que le atravesaban la ropa cada vez que prendían el aire acondicionado del colectivo.
Tenía un jean apretado, de calce bajo, que dejaba asomar una de esos bikinis con hilo dental. Hacía mucho tiempo que no me calentaba ver una mujer y casi instintivamente se me puso duro el miembro cuando le vi el piercing en el ombligo cuando se estiró para dejar su campera de jean en el compartimiento de arriba de los asientos.
“Soy Sabrina, encantada, pensé que estoy iba a estar lleno de vejestorios, pero me parece que me equivoqué”, me dijo con una sonrisa pícara y clavando la mirada en mi entrepierna, con el pene un poco más duro después de la indirecta.
—Te molesta si me siento al lado tuyo? Tengo la sensación de que vamos a pegar buena onda —me dijo y deliberadamente se apoyó en mi pija cuando se quiso acomodar del lado de la ventanilla. “Parece que hay cosas interesantes por ahí”, remató guiñándome un ojo.
Me presenté nerviosamente, le dije que también me alegraba que en el grupo de los padres hubiera gente piola y disimuladamente me acomodé un tablero portátil de ajedrez que llevaba en todos los viajes para matar el tiempo.
El viaje fue parecido al que había hecho hacía más de 40 años y eso me hizo sentir un pibe nuevamente. Pensé que cogerse a otra madre era para quilombo, pero también era consciente de que en un colegio tan grande un polvo se perdería como ...
... una aguja en el pajar. Haciendo bien las cosas y con mi hija cerca, podía mandarme una “macana” sin levantar sospechas ni cagarle la vida a nadie. Y en eso me puse desde que advertí que la veterana quería guerra y que me había tirado onda.
Durante el viaje varias veces se inclinó sobre mi hombro y apoyó alguna de sus manos cerca de mi pene, cuando la corrí suavemente hacia su lado me suspiró cerca del cuello y me dijo que le encantaba mi perfume. Se puso de costado y culo quedó prácticamente al lado de mi pija y me contuve de apoyarla porque tenía miedo de haber “mal interpretado” sus indirectas y quedar como un viejo verde.
Tenía un culo redondo, bien marcado, los cachetes apenas le hacían un doblez en el pantalón como sobresaliendo, tenía ganas de apretarle los cachetes y apoyarla con la pija dura como la tenía, pero pensé en el contexto y me enfríe intentando algunas jugadas con el tablero de ajedrez y un libro de estrategia.
Se dio vuelta para mí lado y se le escapaban las tetas del escote. Tenía un encaje rojo que hacía juego con la bikini mínima. Por las transparencias se podían ver unos pezones durísimos, parados, que reaccionaban ante cualquier roce o cambio de temperatura. “No dormís nada?”, me preguntó con voz casi de bebota. Me incendió la cabeza, pero supe que me la iba a recontra coger en el primer momento que me diera la chance.
Toda la calentura del micro se enfrío al otro día cuando llegamos a Bariloche. Sobriedad, frialdad, resolución, división de ...