1. El secreto de Rita Culazzo


    Fecha: 09/03/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    Su nombre es Rita y confieso que su cola siempre ha sido la musa inspiradora de mis pajas. Por tratarse de mi madre, muchos estarán tentados a llamarme pervertido, pero estoy seguro de que hasta el más moralista lo pensaría dos veces al observarla en su andar. Es que la muy hija de puta tiene un ojete que ni en las películas: grande, redondo, respingón, realmente monumental. Cada vez que puedo se lo fotografío en forma subrepticia. Debo de tener más de quinientas fotos de ese culote hermoso, el cual inevitablemente resulta siempre el centro de atención en todos los lugares a donde ella va.
    
    Vale la pena mencionar que siempre ha sido una madre muy cariñosa, buena y abnegada. Ella me adora y yo a ella, pero la verdad es que cuando le miro ese orto divino que tiene me olvido de que es mi madre, me pierdo completamente y lo único que quiero es serruchárselo hasta que se me caiga la verga. En la calle no hay quien no se de vuelta a mirárselo. A mis amigos se les salen los ojos de la cara cada vez que vienen a casa. Algunos intentan disimular, otros se lo fichan con el mayor descaro.
    
    Mi padre goza del privilegio de ser el envidiado dueño del tesoro que todos desean y, al mismo tiempo, sufre el estrés que le provocan los celos, consciente de que todos se babean con el cuerpo de su amada esposa. Ella es bastante recatada, sin embargo. Yo nunca la había visto haciendo ostentación de su particular abundancia antes de la última fiesta familiar en casa de mis abuelos maternos, a ...
    ... la cual mi padre, afortunadamente para él, no pudo asistir
    
    La familia Culazzo había sufrido una suerte de diáspora y ya hacía bastante tiempo que no se reunía. La nostalgia de a poco comenzó a gestar el reencuentro y finalmente el septuagésimo cumpleaños de mi abuelo resultó la excusa perfecta. Mi padre estaba muy ocupado en esos días como para darse el lujo de viajar 600 km y alejarse de sus negocios todo un fin de semana para asistir al cumpleaños de su suegro, así que sólo viajamos mi madre y yo.
    
    El viernes al mediodía tomamos el bus rumbo a la casa de mis abuelos. Mi madre vestía un pantalón de mezclilla muy ajustado que le hacía un culote descomunal. Como ya era costumbre, los hombres se desnucaban para mirarle el orto. Recuerdo que en la terminal uno se ligó un cachetazo de su mujer por atrevido. A mí todo esto me excitaba sobremanera. Mi madre se hacía la desentendida, como si no supiera que tenía un culo capaz de destruir cualquier matrimonio.
    
    Llegamos al caer la tarde, casi al mismo tiempo que las dos hermanas de mi madre con sus respectivos esposos e hijos. Mi madre era la menor de las tres. El emotivo reencuentro estuvo plagado de fuertes abrazos y relatos de viejas anécdotas que generaron mucha risa en un ambiente cálido y distendido. Como era de esperar, con ese pantalón tan ajustado la cola de mi vieja no pasó desapercibida y fue motivo de broma para mis tías, las cuales protestaban con mucha gracia que mi madre era la que había salido beneficiada en el ...
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