1. El secreto de Rita Culazzo


    Fecha: 09/03/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... y otra de una plaza ubicada a unos pocos metros. Recuerdo que me senté en la cama más chica y observé el cuerpo de mi madre con total admiración. Su voluptuosidad me abrumó. Quedé como hipnotizado contemplando su exuberante figura. Ella pareció no darse cuenta. Quizá producto del alcohol y el cansancio, dejó de lado todo sentimiento de vergüenza o timidez y comenzó a quitarse la ropa delante de mí, dándome la espalda. Ni siquiera reparó en que la habitación era de esas que no tienen puerta y que cualquiera que pasara por ahí la podía ver.
    
    Lentamente comenzó a bajarse su ajustado pantalón con la dificultad que le imponía la borrachera, sumado al gran volumen de su increíble culazo. En ese momento mi corazón comenzó a latir en mi garganta. Mis ojos se abrieron casi hasta querer salirse de sus órbitas. Mis dientes mordieron fuerte mi labio inferior. A medida que sus delicadas manos iban bajando el pantalón, su monumental culazo fue quedando frente a mis ojos. Yo no podía creer lo que estaba viendo: la muy zorra llevaba puesta una diminuta tanguita rosada que no era más que un hilito que se perdía entre sus tremendas nalgotas. Estaba realmente hermosa con el culo al aire y sin ningún tapujo.
    
    Cuando el jean estuvo por debajo de sus rodillas se inclinó hacia adelante hasta que prácticamente me puso el culo en la cara. Estaba divina. Sus nalgas desnudas lucían mucho más imponentes que con pantalones. Su piel era tersa. Ni pizca de celulitis. Un culo gordo y redondo con ...
    ... firmeza adolescente. A esa altura yo debería tener la lengua por el piso, mientras pensaba que nunca nadie había tenido un apellido tan oportuno. Ella como si nada: tiró el pantalón a los pies de la cama grande y se acostó a dormir, no sin antes darme las buenas noches (aunque ya era de día).
    
    Yo temblaba de calentura. Creo que ni llegué a contestarle el saludo, sólo me tire en mi cama, con la verga hecha un fierro, a intentar digerir la visión de tanta carne. Me preguntaba si sería habitual que usara colaless o sólo lo hacía por esta ocasión. ¿Tan atrevida era en realidad? ¿Mi inocente madre era en verdad una puta? Yo me regocijaba imaginando que se había metido esa tirita en el orto sólo para mí.
    
    Me acosté de lado para poder contemplarla durante su sueño. Ella se había acostado dándome la espalda, pero se había tapado completamente con una sábana, por lo cual sólo podía ver su larga cabellera. Entonces junté coraje, me acerqué a su cama y comencé a cincharle lentamente la sábana buscando destaparla sin que se despertara. Esta especie de falsa actividad paranormal me llevó un rato pero al final logré dejarla con el culo al aire.
    
    El paisaje era soñado. Allí estaba mi vieja, durmiendo colita arriba, en hilo dental, sólo para mí. Estaba que se partía de buena. Yo la miraba una y otra vez y no podía creer que estuviera tan fuerte. Que tuviera ese culo. Se lo miré hasta quedar bizco. Luego acerqué mi mano con intención de tocárselo. Estuve a centímetros, pero no me animé, tuve ...
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