1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... quien no me tenía consideración, porque yo seguía hirviendo y él no perecía tener intención alguna de atender la calentura que se me había estado acumulando desde la noche anterior. Pero decidí no hacer evidente mi malestar, con la esperanza de que llegada la ocasión lo disfrutaría doblemente.
    
    Seguimos paseando por un par de horas, aprovechando cualquier rincón que nos asegurara un poco de privacidad para besarnos y manosearnos, siempre tratando de que las cosas no subieran demasiado de tono, manteniéndonos dentro de ambiente meloso y romántico que estábamos disfrutando mucho. Pero no podía evitarlo, mi calentura iba en ascenso, mi entrepierna estaba empapada y no dejaba de chorrear.
    
    Nos sorprendió la hora de la comida y decidimos darnos “un baño de pueblo” y comer en un mercado.
    
    —Vamos a comer aquí, abuelito... —Dije en voz alta, en un puesto de mariscos donde recordaba haber consumido alguna vez.
    
    —¿Estás segura, hija? —Otra vez estábamos metido en nuestro juego de abuelo/nieta.
    
    —Claro que sí, abuelito; ya he comido varias veces aquí y está muy rico, ya lo verá...
    
    La comida fue deliciosa, y yo terminé antes. Estaba claro que el Señor Pozos pretendía ponerse “venenosillo” disfrutando de su cóctel jumbo de mariscos. Yo, mientras esperaba a que terminara, de vez en vez, deslizaba furtivamente mi mano entre sus piernas para constatar que ya estaba otra vez listo para la batalla.
    
    —Con cuidado, chiquilla...
    
    —No se preocupe, no lo quiero dejar sin parque ...
    ... antes de llegar al frente de batalla.
    
    —¿Crees que debería pedir otro de estos para tener reserva suficiente de municiones?
    
    —No creo que haya suficientes mariscos como para poder abastecerlo de todas las municiones que va a necesitar. Le aseguro que la batalla va a ser muy larga y bastante cruel.
    
    —Esas amenazas me ponen a temblar, pero no sé si es de temor o de ansiedad por que llegue el momento...
    
    Sus palabras me llevaron a besarlo de manera espontánea, ahí en ese lugar tan concurrido. Me pareció tan excitante que lo repetí un par de veces. Luego recorrí la expresión de los demás que iban desde el asombro hasta la total desaprobación.
    
    —¡Es que quiero mucho a mi abuelito!... —Fue la explicación no pedida que le dí al atónito dependiente del lugar.
    
    —Vaya, veo que te estás volviendo exhibicionista.
    
    —Sí, y a usted le encanta que lo sea...
    
    —¡Ja, ja, ja!... Nunca antes me habían volteado a ver con tanta envidia.
    
    —¡Voy al baño, abuelito! ¿Me alcanzas?
    
    —Creo que yo también voy a ir, te alcanzo en un momento...
    
    Rematé la exhibición con un nuevo beso y mientras él liquidaba la cuenta yo me adelanté para pasar al sanitario. Ahí pude comprobar mi real estado de excitación, mis pantaletas estaban totalmente mojadas, por lo que decidí quitármelas y enredármelas en la muñeca a modo de pulsera. Me refresqué la cara y me recompuse un poco el cabello. Cuando salí, el Señor Pozos ya me esperaba en la puerta.
    
    —Mire, abuelito; ¿le gusta mi pulsera nueva?
    
    —Yo no ...
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