1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hayas estado sometiendo al pobrecillo a tus más bajos y depravados instintos durante toda la noche y en lo que va del día.
    
    —¡Ay, sí; brincos diera el viejo verde!... Con lo joven, guapo y apetecible que está... Y sobre todo por lo bien que nos caemos, ¿no?
    
    —¿Cómo crees? ¡Es broma, hermanita!
    
    —Pues no me hace ninguna gracia, ¿eh?
    
    —Sí, lo noté por esa cara de asco que pusiste... Fue una broma de muy mal gusto, lo admito y me disculpo por ello.
    
    —No, por esa no creas que te voy a disculpar muy fácil.
    
    —Está bien, te debo una... Bueno, no te entretengo más. Sigue con lo tuyo, chiquilla. Nos vemos en la oficina la semana que entra. Hasta luego.
    
    —Adiós, y gracias...
    
    —No me agradezcas a mí, agradécele al Señor Pozos... si es que algún día lo vuelves a ver.
    
    —Me lo voy a comer a besos en cuanto lo vea, ya verás... Que al cabo lo tengo amarrado en mi cama, descansando luego de las desenfrenadas sesiones de pasión a las que lo he estado sometiendo desde anoche... Y en cuanto te vayas, voy a seguir donde me quedé, sólo espero que no se me vaya a morir en el acto el pobrecillo.
    
    —¡Ja, ja, ja!... Ya, no seas asquerosa, hermanita... ¡Ja, ja, ja!... Me vas a hacer vomitar de sólo imaginarme eso... ¡Ja, ja, ja!... ¡Nos vemos!... ¡Guácala, por tu culpa no voy a poder comer a gusto por una semana!
    
    —¡Tú empezaste a bromear con esas asquerosidades, así que te aguantas!... ¡Ja, ja, ja!...
    
    Le hice un último ademán con la mano y en cuanto cerré la puerta me di cuenta ...
    ... de que estaba sudando frío. Me sorprendí a mí misma de mi audacia, de cómo estuve bromeando con ese asunto. Me sentía como si la policía me hubiera interrogado y yo tuviera escondido un cadáver en mi armario. Por supuesto que no tenía al Señor Pozos atado a mi cama, pero ahora mismo lo podía contemplar dormido plácidamente en el sofá de mi sala.
    
    Sacudí mi cabeza y me reí conmigo misma. Tomé las cosas que había dejado en uno de los sillones y proseguí mi camino rumbo al baño. En el trayecto me imaginaba el titular de un diario sensacionalista: “Lujuriosa jovencita secuestra y somete a aberrantes vejaciones a indefenso ancianito”.
    
    Mientras me preparaba para bañarme, recordé lo acontecido en la madrugada, cuando me quedé a la deriva a media calle, luego de ver que el taxi desaparecía de mi vista. Me había quedado ahí sintiendo el frío de la madrugada castigando mi otrora ardiente piel. Con la vista fija en el suelo, derrotada. Hasta que vi la punta de sus zapatos. Yo había dado por sentado que el Señor Pozos se había marchado en el taxi, pero en realidad ni siquiera lo había abordado.
    
    Me abracé a sus piernas, asiéndolo, como quien recupera algo que creía perdido. Mi piel que se sentía fría como el hielo ahora quería robarle algo de calor a él. Fui ascendiendo desde sus tobillos, como quien trepa por la rama de un árbol a gran altura, apretando fuerte para no caer. Lo hice hasta más allá de sus muslos, hasta que pude refugiar mi rostro en ese sitio tan añorado, donde me ...
«1234...17»