1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pero no me atreví a bajar más allá, aunque por dentro me estaba muriendo de ganas de hacerlo. Cuando volví a adueñarme de su boca, él me conminó a girar los cuerpos, de modo que él quedó encima de mí. Yo con las rodillas ligeramente dobladas y las piernas abiertas, entregada a su voluntad. Me miró fijamente a los ojos como pidiendo mi venia, yo lo miraba fijamente también, tal vez rogándole que procediera. Y finalmente lo pude sentir, con una lentitud pasmada, como quien saborea un postre que pretende que le dure una eternidad. Así, fue invadiéndome su vetusto instrumento, milímetro a milímetro, en un recorrido que no parecía tener fin y que yo disfrutaba como loca conforme se adentraba en mi intimidad. Su áspera vellosidad llegó finalmente a colisionar contra mi piel hipersensibilizada, como un colofón de tan gloriosa penetración. Y entonces lo aprisioné en un abrazo doble, con toda la fuerza que era capaz de producir, al grado de intuir que le estaba haciendo daño. Lo atenazaba con brazos y piernas intentando que nuestro contacto fuera más intenso.
    
    Luego lo fui sintiendo, como un balanceo que venía de la nada y que con la misma lentitud con que me había penetrado, así comenzó a embestirme con un vaivén delicioso y mientras lo hacía yo intentaba hacer lo propio, acompasándome a sus movimientos.
    
    Yo suspiraba, jadeaba. Sentía la necesidad de expresar de algún modo el enorme placer que experimentaba, pero no había forma alguna de hacerlo. Estaba tan ocupada en tratar de ...
    ... respirar que intuía que cualquier intento por expresar palabras habría resultado fatal.
    
    Y entonces se tensó, como víctima de un calambre, y entre espasmos lo sentí derramarse en mis adentros. Trató de combinar sus movimientos involuntarios con otros totalmente voluntarios, era claro que había terminado de eyacular, pero se esforzaba en continuar con sus movimientos puesto que yo todavía no alcanzaba el orgasmo, sin embargo, estaba demasiado próximo, sabía que si se esforzaba un poquito más me haría terminar a mí también. Con mis movimientos lo conminaba a continuar con sus movimientos. Sin embargo, parece ser que había rebasado el limite de sus fuerzas, poco a poco dejó de moverse y a perder la erección. Pero yo lo seguía abrazando e intentaba moverme para ver si lograba alcanzar mi orgasmo, pero fue inútil. Se había quedado dormido.
    
    Las horas pasaron. Era de noche. El Señor Pozos seguía profundamente dormido. Yo estaba agotada, pero muy tensa. Por supuesto que lo había disfrutado. Pero tanta calentura acumulada me estaba cobrando factura, yo había pretendido dormir, sin realmente poder hacerlo. Mientras a mi lado el Señor Pozos dormía como un bebé.
    
    Necesitaba aliviarme o acabaría no solamente enferma, sino volviéndome loca. No hay nada más triste que estando acompañada una tenga que recurrir a hacerse justicia por propia mano. No quería hacerlo en la cama, en compañía de un amante fuera de combate.
    
    Me levanté y me fui al baño donde comencé a masturbarme con no muy ...
«12...131415...»