1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... buenos resultados, luego de un buen rato de hacerlo, empecé a llorar de frustración, por más que lo intentaba, no podía llegar al orgasmo. Finalmente me di por vencida y me quedé rabiando mirándome en el espejo.
    
    —¿Te encuentras bien? —Escuché la voz del Señor Pozos, preocupado al otro lado de la puerta.
    
    —Sí, no se preocupe... —Dije tratando de recomponerme y de limpiarme las lágrimas—. Solamente me levanté a usar el baño...
    
    —Adelante —. Salí del baño dándole paso al Señor Pozos.
    
    Volví a mi cama y me tendí sobre ella con los brazos extendidos, mirando fijamente al techo. Las luces estaban apagadas, la única iluminación era la que se filtraba por las ventanas. La puerta estaba abierta y al fondo del pasillo, luego de que se apagara la luz del baño, vi la silueta del Señor Pozos que venía de regreso, reparé en su curioso andar, aparentemente no había podido deshacerse de los pantalones enredados en sus zapatos y avanzaba con esos mini pasitos que lo hacían demorar en su regreso. Un cosquilleo en mi entrepierna me recordó que en mi interior ahora mismo nadaban unos cuantos millones de los “espermatosaurios” de ese viejecito. Finalmente llegó a la cama, recogí uno de mis brazos para que se tendiera a mi lado.
    
    —Perdóname, chiquilla...
    
    —¿Perdonarlo?
    
    —Sí, ahora que ya pasó la calentura seguramente estarás arrepentida de lo que pasó entre nosotros.
    
    —¿Por qué piensa eso?
    
    —No pude evitar escuchar que llorabas en el baño... ¿o me equivoco?
    
    —Bueno... Tiene ...
    ... razón... Estaba llorando, pero no precisamente de arrepentimiento...
    
    —¿Entonces?... —Él se giró hacia mí para verme directo a los ojos.
    
    —Si las cosas suceden como usted lo dice, primero habría que esperar a que me pase la calentura...
    
    Él me miró fijamente, intuía lo que me estaba pasando y yo adivinaba en su simple mirada como si lo estuviera preguntando con todas sus letras. Moví lenta, casi imperceptiblemente mi cabeza como una respuesta afirmativa a lo que sus ojos me preguntaban. Se inclinó hacia mi depositando un suave beso en mi frente, luego otro en cada párpado y finalmente se adueño de mi boca, primero con mucha suavidad y después con mucha pasión. Luego bajó por mi cuello, besando, chupando y lamiendo. Sus manos apretujaban mis senos por encima de mi ropa y luego llevo su boca a ellos llenándolos de besos y chupetones, pero siempre por encima de mi blusa. No pude más y yo misma estiré de ella intentando desgarrarla para dejarle el camino libre de obstáculos. No podía hacerlo sola, unimos esfuerzos y la tela cedió finalmente dejando mis pechos al aire, cosa que él aprovechó para saborearlos a su antojo.
    
    Había recobrado el rumbo que tanto ansiaba. Tratando de corresponder un poco al placer que me estaba prodigando llevé mi mano a su entrepierna y acaricié su miembro flácido. La dejé ahí, quieta, sosteniéndolo mientras él se movía rítmicamente como si estuviera copulando con ella.
    
    Sus manos no permanecían ociosas, me recorrían entera, no tenía el tacto de ...