1. Choque Térmico (Caliente).


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... embriagué con ese intenso y excitante aroma, pude sentir en mis mejillas la fría humedad que lo despedía. Me hundí más en ese maravilloso lugar, restregando mi rostro entero para impregnarme de su esencia. Luego saqué mi lengua y lo lamí, tratando de disfrutarlo, de saborearlo. Metía la tela humedecida en mi boca y chupaba para extraer de ella todo resto que contuviera. Había perdido la cordura, estaba como poseída. Ardía nuevamente y esta vez era en serio. Sus manos acariciaron mi cabello.
    
    —Levántate, cariño; estamos en medio de la calle... —Me conminó a ponerme de pie, a regañadientes abandoné mi refugio y me dejé conducir de vuelta a la casa.
    
    Apenas entramos en la casa, cerré la puerta presurosa, la aseguré y arrinconé al Señor Pozos contra la pared. Mi mano se fue nuevamente allí abajo a acariciar ese tesoro que ahora flácido era resguardado por la tela humedecida. Lo miraba fijamente a los ojos mientras lo hacía, llevé mi mano libre a su nuca y lo atraje hacia mí para devorar su boca. Lo hacía con tal ansia que sentía que estaba por arrebatarle la poca vida que le quedaba.
    
    Los encuentros cercanos con la tercera edad no eran ninguna novedad para mí, pero nunca antes había besado a un hombre tan viejo como el Señor Pozos y debo confesarlo, eso me encantaba. Era como si estuviera rompiendo alguna especie de récord, como si cada año extra le agregara un porcentaje adicional de morbo a la situación y eso me excitaba sobremanera.
    
    Pasaron los minutos y yo seguía en ...
    ... lo mío, esmerándome en acariciar su miembro que cada vez daba mayores señales de vida y en comérmelo a besos. En un momento dado, el Señor Pozos me forzó a que le diera un respiro, frenando el ímpetu con que me lo devoraba, yo también necesitaba ese respiro; sin embargo, mi mano seguía como si tuviera vida propia, muy metida en lo suyo.
    
    —Estaba temiendo que se hubiera ido —le confesé.
    
    —No pude, quería hacerlo, de verdad; pero no pude.
    
    —Me hubiera puesto enferma si lo hubiera hecho.
    
    —Entonces agradécele al chofer, en realidad me quedé porque no quiso llevarme.
    
    —Seguramente no le gustó que le reclamara el llegar tan tarde...
    
    —Eso... Y tal vez le pareció demasiado bizarro ver a un viejito eyaculando en sus propios pantalones mientras le reclamaba por llegar tan tarde.
    
    —¿Y cómo pudo ser tan perspicaz como para notar algo como eso?
    
    —Quizás porque por azares del diseño automotriz su cara quedo justo frente a mi entrepierna.
    
    —Debió ser un espectáculo muy excitante... yo hubiera disfrutado mucho viéndolo.
    
    —Pues te tengo noticias... Si sigues haciendo eso no va a tardar mucho en volver a suceder.
    
    Yo sonreí maliciosa. Nuestras bocas volvieron a unirse con más pasión y esa pasión redoblada traté de imprimírsela a las caricias que le prodigaba. Unos minutos más y volvió a pedirme un respiro. Sabía que el momento estaba próximo. Me acuclillé, dejando mi rostro a la altura de su entrepierna y continué con mi labor masturbatoria. Solamente unos movimientos ...
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