La Mina
Fecha: 15/03/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... a querer a este hombre rústico y al mismo tiempo me sentía totalmente dominado por él. En alguna medida lo iba a extrañar. Esa noche él tomó la iniciativa, me acarició, besó, me hizo acostar boca arriba, subió mis piernas a sus hombros y me penetró con suavidad pero firmeza. Me comenzó a masturbar y logró que ambos eyacularamos al mismo tiempo. Esa noche me penetró en total 3 veces, nos tomamos toda la botella de licor y finalmente nos dormimos ya muy tarde.
A la mañana siguiente me desperté con un fuerte dolor de cabeza, luego de un rato me acordé de que el camión se iba muy temprano, casi al alba, así que me vestí con rapidez, junté mis cosas y salí corriendo. El camión ya no estaba, se había ido. Me desplomé y lloré desconsolado. El Capataz volvía de la mina, lo vi venir y sentía odio contra él
-Sos un hijo de puta, me tendiste una trampa- le dije cuando se acercó. Sin contestarme, me tomó del brazo, recogío mi valija y me llevó por la fuerza a la habitación.
-Entiendo que estés furioso, es cierto, no quería que te fueras. Además soy responsable de la mina, la próxima quincena mandarán tu reemplazo, no podemos estar sin escribiente- me dijo en su tono cortante pero protector.
-¿Como se que no me vas a tener raptado aquí para siempre?- le dije empezando a creer en sus palabras.
-Es fácil, la quincena que viene me toca irme de descanso, te irás conmigo- dijo poniéndose serio- ahora por favor desvestite- agregó a modo de orden.
-¡Porqué?- alcancé a decir ...
... desconcertado.
-No quiero obligarte por la fuerza-respondió autoritario. Decidí obedecer, temiendo su reacción. Tomo mis ropas, las que metió en mi valija y dirigiéndose a la puerta dijo
-En el paquete en mi ropero vas a encontrar las ropas que vas a usar a partir de ahora, te recomiendo que tengas el mejor aspecto posible, no te olvides del pozo de la mina- y se fue, dejandome extrañado y sin palabras.
Estuve un rato tratando de entender lo que pasaba, hasta que la curiosidad me llevó a ver de que ropa se trataba. Abrí el paquete y por un instante no podía entender nada. Eran ropas de mujer, minifaldas, camisas,medias, pantys, remeras, tanguitas y sostenes. Había una cajita con pinturas para los ojos,de uñas, lapiz de labio y algunos adornos como aros collares y pulseras.
Estuve muchas horas en un estado de completa confusión, mil ideas pasaron por mi cabeza, cada vez que me decidía a revelarme me imaginaba cayendo en ese profundo pozo y sentía pavor. Por otro lado no podía vivir desnudo y por lo que había aprendido, no podía esperar que el Capataz diera marcha atrás. Varias veces revisé las prendas y sentí algo de morbo por probármelas, al fin y al cabo nadie me vería en ese cuarto. Comencé por probarme unas minifaldas acampanadas tipo colegiala. Abrí la puerta del ropero, donde había un espejo y me gustó como me quedaban. Las camisas y remeras eran de mi medida, pero faltaba algo fundamental, el busto. Me probé un sostén con unos rellenos especiales y ahora sí ...