Mi cuerpo por su experiencia
Fecha: 15/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Los exámenes de enero volaron con el mismo viento frío y afilado que los trajo. Bastantes compañeros tiraron la toalla al ver las primeras calificaciones. Y otros que no lo hicieron, lo harían en junio. Aquel año de universidad fue raro para mí, como todo cambio en mi rutina. El instituto aún lo recordaba muy cercano, tenía muchos recuerdos frescos, y gracias a la costumbre de escribirlos, todavía los veo con claridad. Fue una etapa muy viva e intensa para mí, llena de emociones diferentes. Quizás, los primeros años fueron algo sosos, girando en torno a los videojuegos, el porno y la carne que de vez en cuando podíamos ver furtivamente. Pero la segunda mitad de mi tiempo en el insituto, fue la mejor y peor etapa de mi vida. La mejor, porque me enamoré intensamente de una chica. Y la peor por no poder tenerla entre mis brazos. No acabó en nada, aunque esa es otra historia, pero fueron tres años de un incendio que ardía constantemente en mí, asfixiandome y alimentando mi caldera. No la olvidaré nunca. Por eso, el año de universidad me vino pequeño. Acostumbrado a tener un motivo tan grande y significativo por el que moverme, estudiar para "mi futuro yo" se me hacía pesado a ratos. Aún así, me las apañé para no perder nunca el ánimo y seguir entre los mejores del curso. Seguía viendo a mi amor del instituto, pero sabía que era un cortejo que iba a llevar mucho tiempo acabar. Tuve algunos roces con otras chicas de mi edad, aunque todos acababan en poca cosa. Llegaba a puntos de ...
... "sí" retorno, donde uno podía darse la vuelta sin problemas. Conservaba a mis amigos de siempre, pero hablar con una chica, con una mujer era algo distinto. De alguna manera, abría mi lado emocional y daba rienda suelta al idealismo mas puro y romantico que podía tener en mí. Comparado con otros chicos, yo no podía ofrecer dinero, citas en restaurantes caros, un paseo en coche, una relación seria, una futura familia. Para ellas, yo era un viajero, alguien que venía de un lugar exótico a contarles historias y a escucharlas mientras las miro a los ojos. A lo mejor, cumplía con aquello que sus novios o amigos no podían hacer. A veces pienso que era lo mejor que podía ofrecerles, invitarlas a entrar una tarde en otra dimensión, hacerlas sentir especiales, que vean lo que llevan dentro y que se abran. Disfrutaba hablando de los "viajes" introspectivos con mis amigas, (ya que con alguna conseguía una buena relación de amigos) y enseñándoles lo que había en mi interior. Entonces era una auténtica bomba de energía y buenas vibraciones. Pero yo también tenía mis malas rachas. Perdía el rumbo y no veía un objetivo claro en el horizonte, me ralentizaba. En una de esas, me entró en la cabeza que no había chicas de mi edad a mi altura. Puede sonar egoísta, pero en realidad, me sentía frustrado por no querer tener una relación de amor con alguien. Pensé en llenar ese hueco con una experiencia nueva, para que esta me llevase a otra vez de vuelta al camino. Se me ocurrió abirme una cuenta en ...