Mi cuerpo por su experiencia
Fecha: 15/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... cualquier sitio de citas para que una mujer mayor que yo me enseñara y me diese una bofetada de realidad. Una prueba de voluntad, por decir algo. Y lo conseguí, subi una foto censurada cualquiera y me lancé a por una. Tenía 47 años, un cuerpo acorde a su biología, bien conservado y bonito a simple vista. No quería seguir dándole mas vueltas, así que le escribí lo que tenía en mente desde hacía unos días. Le propuse un intercambio muy justo: yo le ofrecía mi juventud, mis 19 años y mi cuerpo a cambio de su experiencia. En realidad, no tenía rival: el más joven, el más determinado, el más atlético, el mas sano, el mas vigoroso. Como un caballo joven y listo para aprender. Ella se rió un poco de mí, de mi propuesta y de mi edad. Yo ya estaba nervioso, me imponía mucho respeto, como si no quisiera ofenderla por ser mas joven. Pero aceptó, al fin y al cabo, estábamos en una web para tener sexo y punto. Además, yo era de lo mejorcito que había por ahí, pero sin una gota de experiencia. Ella vivía sola en una ciudad a unos 60 km de mi ciudad. Salían buses cada hora, y además tenía conocidos allí. Así que quedamos un viernes en su casa. Salí de clase y fui con lo puesto para allí, esperando que los 15 euros del billete mereciesen la pena (15 para un estudiante es una fortuna). Llegué sobre las cinco de la tarde y luego anduve callejeando un rato hasta encontrar su casa. Llegué auna zona residencial bastante agradable, un barrio bastante nuevo. Miré la dirección que tenía apuntada ...
... en la palma de mi mano me quedé un rato quieto delante del edificio. Tomé aire unas cuantas veces y me tome mi tiempo para escribir como me sentía en mi cuadernillo. Luego subí y llamé a la puerta. Me abrió la mujer que estaba esperando, con una blusa y descalza. Era de estatura normal, no le sobraba ningún kilo en absoluto, estaba perfecta. Y además, se notaba que había ido a la peluquería, ya que llevaba el pelo negro azabache por los hombros y recién ondulado. Llevaba los labios pintados de color rojo sangre. Muy intenso. Fue muy amable conmigo desde el principio, se le notaban los modales y el respeto mutuo que exigía. Me preguntó si me apetecía beber algo, y yo le pedí un café. Charlamos lo que me duró el café, que por lo general disfruto bebiendo despacio, asi que nos dió tiempo a hablar largo y tendido. Me enfrenté como pude a ella, con todo lo que tenía, intentando salvar todos los obstaculos que me podía encontrar a nivel conversacional. Hice lo mejor que pude, pero ella se daba cuenta y acabo diciendomelo. Se dio cuenda de que estaba nervioso y de que había venido preparado, se me notaba la edad. No era como otros hombres que ella había invitado, sombras de hombres como yo que venían a tocar carne y a olvidarse de su dia a dia. Se la veía muy contenta y bastante ilusionada, casi mas que yo. Hablamos un poco de todo, de nuestras vidas en la universidad y de hombres y mujeres que hemos conocido. Todo fue bastante natural y agradable, aunque conseguí dejarla helada ...