1. Mi cuerpo por su experiencia


    Fecha: 15/03/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... durante unos segundos. Sabía que tenía potencial, que yo era un núcleo de magma ardiendo esperando a que ella lo rompiese. Pero yo moví mi ultima ficha al final. Apenas quedaba ya cafe en mi taza, y le dije que pensaba hacerla sentirla igual de virgen que yo. No supo por donde pillarlo. Yo también me quedé callado esperando su respuesta, que fue una carcajada natural y bonita. Se levantó sin ninguna prisa y se metió en su habitación mientras sonreía y le daba vueltas a mi respuesta. Luego asomó la cabeza y me dijo que fuese, que no quedase ahi sentado. Dejé mi mochila, y mis objetos personales en la mesa (como en los aeropuertos) y fui con ella, esperando encontrarla tumbada en la cama, como en una fantasía adolescente. En cambio, ella estaba guardando la ropa que tenía encima de la cama, como preparando la habitación para lo que tenía que venir: un huracán. Me hizo un gesto para que me empezase a quitar la ropa, lo cual hizo sentirme algo incómodo. Yo estaba acostumbrado a mi cuerpo desnudo de haber utilizado tantos vestuarios a lo largo de los ultimos años, pero aun sabiendo que ese momento iba a llegar, me daba vergüenza desnudarme. Al final lo hice, dejando al descubierto mi recién podadas partes. Fue un poco raro al principio, ya que ella no hizo ningún comentario. Yo estaba esperando a que se quitara la blusa y me diese la señal de salida, instrucciones. Y lo hizo, se quitó por fin la blusa y dejo al descubierto dos piercings de barra en los pezones. Dos imanes para ...
    ... mis ojos. Para entonces, toda la sangre de mi cuerpo corrió a mi pene, que estaba mas hambriento y fuerte que nunca. Se alzó enseguida hacia arriba mientras yo estaba de pié, mirandola a ella como un pasmarote. Ahora se empezaba a comunicar con movimientos y gestos muy femeninos. Me invitaba a dar el primer paso, a que fuese yo el que me acercase. Lo hice, me acerqué con un tornado de llamas en mi pecho. Ella veía lo que se acercaba. Era como si ella también fuese virgen, como si esperara sentir el dolor de su primera vez. Pero su vagina había sentido y guiado muchos penes, así que en el fondo, solo era teatro, pero estaba haciendo una muy buena actuación. Yo me dejaba llevar por mi instinto animal, ese que a veces nos negamos a aceptar que tenemos. Ese instinto actuaba como un potencial elevadísimo dentro de mí, esperando el momento para descargar toda la energía que mi cuerpo emanaba. Sentía calor. La tanteé durante unos instantes, mientras ella me ofrecía su espalda para que yo la cubriese con mi pecho. Apenas nos conocíamos y ya la rodeaba con mis brazos como a una adolescente. Sabía de sus aventurillas sexuales de sus últimos diez años, de que abandonó la casa donde había nacido, las casas que tuvo con distintos novios. Había dejado ya bastantes hogares y me contó que había decidido no volver a compartir su casa y tener un hogar para ella sola. Mientras pensaba en como pudo haber sido su vida, sus manos me llevaban a la cama. Con un gesto muy sutil y ligero se diio la ...
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