Mi cuerpo por su experiencia
Fecha: 15/03/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... vuelta y me empujo con mucha delicadeza a su cama. Obedecí sin pensarlo ni un segundo y me deje caer suavemente en su cama. Ella estaba completamente desnuda, se había saltado los preliminares de desnudarnos, pretendía ir marcando el ritmo y jugar conmigo. Incluso yo notaba sus intenciones, ese aura de bronce pulido aunque ligeramente apagado y mellado. Aun y todo, yo era suyo, me había ofrecido y realmente esperaba aprender de ella. El siguiente paso que dio fue inclinarse sobre mí, que estaba sentado en la cama y sujetandome con las palmas de las manos. Se sentó a mi lado, cruzando las piernas y me acarició la mandíbula a la vez que me miraba a los ojos. Pocas veces me han mirado así, con esa tranquilidad y seguridad. No había amor en su mirada, quizás unas gotas de agradecimiento y gratitud. Era difícil adivinar lo que sentía ella en ese momento que tantas veces había vivido. Me besó con ternura, como recordando el sabor de la pureza. Quizás hacía tiempo que no besaba unos labios sin heridas, sin olor a tabaco, sin olor a whisky, unos labios sin experiencia ni impurezas. Yo correspondía y me dejaba besar a su ritmo, sin acelerar, con la idea de mi inexperiencia en la cabeza. Mientras yo debía de saberle a juventud, ella me sabía a persona "rota". Sabía a chicle, al aroma de fresa y menta que usaba para disimular el tabaco. Además su perfume ocultaba su verdadero olor, ya imperceptible por los intentos de ser eliminado. Aun así, me parecía la mujer mas bella y hermosa ...
... del planeta, que había decidido transmitirme todo su conocimiento con esos besos. Siguió besándome cada vez con mas fuerza, agarrándome la cabeza y subiendose encima de mí. A mi me daba miedo pensar que no iba a saber como meter mi falo en su vagina si la cosa iba tan rápido. Pero mi mente se nublaba cada vez que intentaba ir más alla con mis pensamientos. Ella se estaba encargando de todo. Y cuando llegó el momento, ella me sonrió y se me tiró encima con violencia. Había cogido ya un preservativo y me lo estaba poniendo en una postura muy curiosa: yo estaba tumbado sobre la cama, con las piernas fuera de la cama. Ella estaba encima mío, sentada en mi pecho y con su clítoris muy cerca de mi barbilla. Y en esa posición, me fue poniendo el condón, siempre con una sonrisa en su cara, esperando que yo se la devolviese. No tuvo que esperar a que o hiciese, porque algún mecanismo en mi interior debió activarse. Algo que la sabia Madre Naturaleza puso en mí hizo un satisfactorio sonido y me dio el valor y seguridad necesarias para cumplir mi tarea. Fue como volverme malvado, sentí un chorro de energía inmensa en mi interior, una explosión de felicidad y determinación. Era la respuesta que estaba pidiéndome ella, ese despertar de hombre que quería ver y saborear. Y yo se lo dí. Ella empezó a reirse a carcajadas, como si hubiera despertado al monstruo que habia creado. Me levanté de golpe y la sujeté con mis brazos ya tensos y listos para levantar lo que fuese. En un momento le di la ...