Mi esposa y los mecánicos
Fecha: 15/03/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Coque, Fuente: CuentoRelatos
... puedo llamar a los muchachos del taller, dijo Oscar.
—¿Para qué?, pregunté haciéndome el ingenuo.
—Para que su señora se muestre delante de nosotros como si fuera una foto y le cumplimos su fantasía, me respondió Oscar, ya totalmente lanzado.
—¿Lo dejas amor que llame a los señores? me preguntó ella con deseo.
Estaba demasiado caliente para negarme.
—Está bien, pero no más de 4 y sin hacer bardo, es solo mirar, está claro, dije.
—Por supuesto, dijo Oscar, mientras marcaba en su celular.
—Hola Carlos, ¿quién está todavía en el taller?… bueno deja todo y venite ya con Alberto y con Fabián que los necesito acá, anota la dirección… no, no traigan herramientas…
—Ya vienen, son buenos chicos, no va a ver problemas, dijo.
La espera se hizo interminable. Estábamos los tres muy excitados y tratábamos de disimularlo hablando de cualquier cosa. Oscar a cada rato se acomodaba en el sillón lo que demostraba que estaba con una erección que no podía bajar. A mí me pasaba lo mismo, y a Marce se la notaba súper ansiosa por mostrarse.
La charla ya no daba para más cuando se escuchó el timbre. Yo me levante a abrir.
A Carlos ya lo había visto en el taller, Alberto era morocho y corpulento aparentaba unos 50 años como Oscar y Fabián era más delgado y más joven, de unos 40 años. Todos estaban con la ropa del taller bastante sucia de grasa por todos lados. Solo Alberto tenía una musculosa blanca que dejaba ver un gran tatuaje en el hombro.
—Pasen por acá, les ...
... dije, mientras los guiaba al living.
—Les presento a mi esposa, su nombre es Marcela.
Todos le extendieron la mano mientras miraban desorientados. Ella, sonriendo, le dio la mano a cada uno. Se notaba que le encantaba la situación
—Vengan siéntense acá, así no manchan nada, dijo Oscar, señalando el piso delante del sillón donde estaba sentado él.
—Los hice venir porque la señora necesita un favor ¿no?, pregunto Oscar mientras me miraba.
Yo solo asentí, estaba demasiado caliente para hablar.
—Póngase de pie señora y denos la espalda por favor, continuó.
Mi esposa obedeció. Oscar tomo el póster y lo extendió cerca de ella.
—No les parece que la señora tiene más linda cola que la de la foto, preguntó a sus compañeros.
Los tipos con cara de asombro, clavaron la mirada en el culo de mi mujer. Se hizo un silencio total. Marce paró un poco más la cola y los miro con cara inocente.
—Les gusta mi colita, preguntó.
La cara de asombro de los mecánicos se transformó de inmediato en cara de deseo. Oscar ya sin disimulo, se metió la mano en la entrepierna, como tratando de calmar el dolor que le causaba la erección que tenía.
—Sí, respondieron casi al unísono.
Yo como pude me pare, la agarré de la mano y la alejé un par de metros de ellos. Estaba muy cerca y temía que alguno no pudiera controlarse. Me gustaba demasiado esa situación como para que se terminara rápido.
Marce seguía con la cola parada apuntando a los cuatro tipos. Yo me puse de frente a ...