1. Mi hermana consigue lo que quiere


    Fecha: 18/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: lololo, Fuente: CuentoRelatos

    ... Marta…!
    
    – ¡Jajaja toma ya! –Se burló lanzándome el sostén a la cabeza-. ¡Como si no me las hubieras visto nunca! ¡Da gracias que no me quito las bragas y las dejo tiradas otra vez y te enseño el culo! –exclamó alejándose por el pasillo en dirección al cuarto de baño, entre risas.
    
    Era verdad lo que decía, no era la primera vez que le veía las tetas, puesto que se cambiaba sin ningún pudor, sobre todo la parte de arriba. El coño también se lo tenía visto, aunque menos veces. Y no porque le diera vergüenza, sino porque sabía que me hacía sentir incómodo con sus costumbres poco recatadas. Era normal que estuviera por casa sólo con bragas y una camiseta, sin nada debajo; o que meara con la puerta abierta. Y le gustaba hacerme “calvos” a menudo.
    
    Después de cenar me senté en el sofá a ver la tele. Ella estuvo un rato en su habitación, hablando por Whatsapp con sus amigas, y luego vino. Estaba en pijama, que constaba de un pequeño pantalón corto y una camisa abotonada. Se sentó con los pies en el sofá, y empezó a mirarse los dedos descalzos. Llevaba algo en la mano. Era un cortaúñas. Lo comenzó a usar: clic. Clic. Clic.
    
    – ¡Marta no me jodas…! –le espeté.
    
    – ¿Qué? –preguntó sin mirarme mientras seguía con su labor. Clic, clic, clic.
    
    – Coño cómo que “qué”, pues que no te cortes aquí las uñas.
    
    Pero siguió en silencio cortándose las uñas. Clic, clic, clic.
    
    – Sabes que me las tengo que cortar después de ducharme porque están más blandas –dijo al fin con toda la ...
    ... parsimonia y tranquilidad del mundo.
    
    – ¡Coño pero no aquí rediós!
    
    De nada sirvieron mis protestas, porque continuó con lo que estaba haciendo. Sólo podía esperar a que acabara.
    
    – ¡Toma, pal bocata jajajaja! –dijo mientras me lanzaba un trozo de uña del dedo gordo-. ¡Esa era grande, eh! ¡Jajajaja!
    
    – ¡Qué cerda eres! –le insulté, cogiendo el trozo de uña y tirándoselo a ella, pero acabé riéndome también.
    
    Días después de aquello, llegaba a casa después de estudiar toda la tarde en la biblioteca. Entré y el piso estaba en silencio, por lo que pensé que mi hermana no estaba. Dejé la mochila y fui al váter a mear. Justo al entrar me la encontré completamente desnuda, sentada en el bidé espatarrada. Llevaba algo blanco en el coño.
    
    – ¡Hostia puta…! –proferí dándome la vuelta rápidamente y saliendo. Lo que hacía era afeitarse el pubis.
    
    – ¡Joder qué susto me has dao enano! Me estoy afeitando el coño –dijo Marta.
    
    – ¡No jodas! ¿En serio? ¡No me había dao cuenta! Pensaba que te estabas haciendo la permanente. No te jode –ironicé.
    
    – ¡Jajajaja! Idiota. Anda entra. Va que me tapo –me pidió.
    
    – Que no tía que no entro. ¿Qué quieres? Además, podrías cerrarte la puerta.
    
    – Que esta cuchilla no corta y necesito una tuya poooorfiiiii –suplicó desde su frío trono.
    
    – Pffff… ¡joder! –bufé, pero sabía lo que me tocaba-. Anda tápate un poco que te doy una.
    
    – ¡Gracias enano!
    
    Entré sin mirarla, interponiendo la mano entre mis ojos y ella. Abrí el mueble del lavabo con ...
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