1. La historia de Claudia (12)


    Fecha: 22/03/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... hombre?
    
    -No, señora.
    
    -Ahora te gustan las mujeres, ¿verdad, Claudia?
    
    -Sí, señora.
    
    -Decilo.
    
    -Me gustan las mujeres, señora.
    
    -Sos lesbiana...
    
    -Sí, señora.
    
    -Decilo.
    
    -Soy lesbiana, señora.
    
    -Sos una lesbiana de mi propiedad y puedo entregarte a cuanta mujer se me antoje, ¿no es cierto, Claudia?
    
    -Sí, señora.
    
    -Decilo.
    
    -Soy una lesbiana de su propiedad, señora, y usted puede entregarme a todas las mujeres que quiera.
    
    La señora exhaló un largo suspiro que expresaba la intensa y sádica satisfacción que sentía al haber llegado a dominar a Claudia hasta ese extremo. Se daba cuenta de que era totalmente cierto que en su ex patroncita ya no existía resto alguno de voluntad propia, y que podía hacer con ella lo que le viniera en gana. Haberla sometido al suplicio de romperle el culo con el rebenque y que ella siguiera allí, totalmente sumisa y entregada por completo, era una prueba de ello. Y tenía razón, Claudia había repetido todo lo que Blanca le ordenara por obediencia, sí, pero esencialmente porque sentía que era cierto, que ya no extrañaba a los hombres, que ahora era lesbiana, que la señora era su dueña y que entonces podía entregarla a todas las mujeres que quisiera porque tenía derecho absoluto sobre ella.
    
    Blanca extrajo de un bolsillo de su falda la llave de la despensa, se la dio y le dijo:
    
    -Tomá, andá a sacar a la cachorra de ahí y vuelvan las dos en cuatro patas. Y ni una palabra entre ustedes. ¿Entendido?
    
    -Sí, señora. ...
    ... –contestó Claudia y fue hacia la despensa. Cuando encendió la luz y vio la cabeza de Laura sus ojos se agradaron por la sorpresa, pero se abstuvo de preguntar. La rubiecita la miró y tampoco dijo nada. Claudia se puso en cuatro patas, le indicó con un gesto que la imitara y ambas se dirigieron al comedor, donde la señora, ya de pie, le dijo a Claudia:
    
    -Levantá la mesa, lavá la vajilla y después comen las dos. Ya sabés dónde están los recipientes y la bolsa con el alimento. Ahora les traigo el juego de sábanas y dos almohadas para que duerman en el sofá cama. Yo me voy a dormir, tanto coger con la cachorra me dejó agotada. Pueden hablar todo lo que quieran pero nada de sexo, ni entre ustedes ni masturbándose. ¿Está claro? Y pongan el despertador a las diez, porque yo me voy a levantar a las once y a esa hora quiero que estén listas para atenderme, y a vos –le dijo a Claudia. –te quiero vestida de sierva.
    
    Ambas asintieron y poco después, en cuatro patas, se encontraban ante los recipientes con los palitos y el agua.
    
    -No tengo hambre, Claudia. -dijo Laura.
    
    -Pero la señora nos dijo que comiéramos, así que tenemos que comer y no dejar ni un palito ni una gota de agua, porque a ella le gusta eso. –le contestó Claudia.
    
    -Sí, es cierto. –aceptó la rubiecita inclinando la cabeza sobre el recipiente con el alimento. –No importa si tengo ganas o no, si mi dueña me dijo que comiera tengo que comer. –y tomó con los dientes el primer palito.
    
    Después de un momento de comer en ...
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