1. La historia de Claudia (12)


    Fecha: 22/03/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... silencio Claudia dijo:
    
    -La señora te cortó así el pelo como castigo ¿cierto? -y Laura le explicó entonces lo de la trenza y cómo después de azotarla duramente la había llevado al baño para dejarle la cabeza así.
    
    -¿Cómo voy a explicar esto en la veterinaria y en la facultad? –dijo con expresión compungida.
    
    -¿Y tus padres? –le preguntó Claudia.
    
    -No... ellos se van a asombrar un poco pero nada más. Pensarán que me lo hice yo por loca, pero no les va a importar. Me preocupa el dueño de la veterinaria, los clientes, la gente de la facultad... Paola.
    
    -Paola es ésa que te gusta ¿cierto?
    
    -Ahora ya no... Ahora soy de la señora y... y además me... me gustás vos...
    
    -Vos también me gustás y lo sabés, pero esta noche que ni se nos ocurra. Ya oíste lo que nos ordenó nuestra dueña.
    
    -Sí, ya sé. –convino Laura. –Además esta noche me preocupa mucho esto de mi pelo.
    
    -Bueno, lo hubieras pensado antes. –dijo Claudia con cierto encono originado en su condición de auténtica sumisa. La indignaba que Laura hubiese realizado un acto por cuenta propia, un acto al margen de la voluntad omnímoda de la señora.
    
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    A la mañana siguiente la señora apareció en el comedor minutos después de las once cubierta con una bata de seda negra. Ambas sumisas estaban esperándola allí. Claudia con su vestido de sirvienta y Laura desnuda, las dos de pie, con la cabeza gacha, las piernas juntas y las manos atrás. Al verla se adelantaron hacia ella en cuatro patas y le ...
    ... desearon los buenos días besándole la mano.
    
    La señora le dijo entonces a Claudia:
    
    -Vos andá a ocuparte de mi desayuno. Ya sabés, café con leche y tostadas con manteca y mermelada. –y dirigiéndose a Laura agregó:
    
    -Y vos vení que quiero que me bañes.
    
    Instantes después, mientras gozaba de la caricia del agua caliente sobre su cuerpo que la rubiecita enjabonaba, le dijo:
    
    -Voy a hacerte rapar por Inés. Rapada se te va a ver mejor que con ese estropicio. Y vas a tener más morbo, que es lo que me interesa.
    
    Laura detuvo un segundo el movimiento de la esponja enjabonada sobre el cuerpo de su dueña y se imaginó con el craneo rapado, sin ese cabello rubio, largo y levemente ondulado del cual siempre se había sentido orgullosa. La imagen le dolió, pero se dijo que al menos era un look y podía defenderlo ante sus compañeros de la facultad con el argumento de que a ella le gustaba. Reanudo el enjabonamiento de su dueña y dijo:
    
    -Gracias, señora, espero gustarle rapada.
    
    -Te lo dije, cachorra. Me vas a dar mucho morbo.
    
    Más tarde, después de desayunar y con sus sumisas arrodilladas ante ella, la señora llamó a Inés, le contó lo ocurrido con Laura y le pidió que se encargara de raparla. Inés le dijo que iría esa tarde a las cinco y pocos minutos después de esa hora la sumisa estaba rapada. Tenía un cráneo perfecto y emanaba de ella un morbo muy especial, tal como imaginara la señora. Todo había sucedido en presencia de Claudia, que siguió el trabajo de Inés arrodillada muy ...
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