La historia de Claudia (12)
Fecha: 22/03/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... iban a hacerla gozar en forma, pero antes se inclinó sobre la sollozante cachorra y le dijo:
-Supongo que habrás aprendido que ni mojarte podés si yo no te lo permito. ¿O tengo que seguir dándote?
-No... no, señora... no me... no me castigue más, por favor... aprendí la lección... aprendí que... que no puedo mojarme si usted no me deja...
-Y más te vale no olvidarlo, perra, porque esto habrá sido un juego comparado con lo que voy a hacerte la próxima vez. –y tras esta amenaza le quitó las pezoneras con un violento tirón que la hizo gritar de dolor. Inmediatamente se desnudó, se tendió de espaldas en la cama y llamó a las dos sumisas junto a ella. Claudia trepó con el dildo metido en la boca y Laura lo hizo con esfuerzo, aún muy dolorida.
-Aquí. –les indicó la señora palmeando el cobertor a ambos lados de sus caderas, y las sumisas tomaron posición arrodilladas.
-Vos sacate eso de la boca. –le dijo a Claudia. –Quiero tu hocico en mis tetas. Y vos, cachorra, haceme sentir tu lengua en la concha. ¡Vamos!... A moverse las dos y a ver si me honran dándome un buen orgasmo o se van a arrepentir...
Claudia no podía creer tanta ventura. Esa antigua fantasía suya, ese intenso deseo de que Blanca le diera de mamar estaba a punto de cumplirse. Allí, a centímetros de su boca, estaban los espléndidos pechos de quien ahora era su dueña, atrayéndola con la fuerza de un imán irresistible.
Se inclinó temblando y acercó su boca al pezón, abriéndola luego para abarcar la ...
... aureola y comenzar a lamer el botón que se fue endureciendo y agrandando rápidamente. Mamó y mamó de una y otra teta hasta el hartazgo, mezclando sus gemidos y jadeos con los de la señora, a quien la lengua de Laura mantenía como atravesada por una corriente eléctrica que surgía de su concha y la recorría entera.
Minutos después Blanca estallaba en un violento y prolongado orgasmo mientras mantenía la cara de Claudia sobre sus tetas y agitada por fuertes convulsiones cerraba de golpe las piernas aprisionando entre sus muslos la cabeza de la cachorra, que sorbía con avidez los jugos de su dueña.
Instantes después echó a las dos perras al piso, donde debieron permanecer en cuatro patas, y dejó que una suave y agradable modorra la invadiera adormeciéndola durante un rato, hasta que esa relajación le permitió recobrar fuerzas y el deseo de seguir gozando de sus sumisas.
Ambas perras continuaban en cuatro patas y ardiendo de calentura cuando la señora se sentó en el borde de la cama y les ordenó que giraran para quedar con sus culos hacia ella. Entonces les metió las manos entre las piernas y las retiró con los dedos empapados de flujo.
Todos los objetos que comprara en el shep-shop estaban en el piso, como a la espera de que Blanca eligiera cuál de ellos usar, y se decidió por las bolitas chinas. Tomó ambos rosarios y fue metiendo las esferas en los culos de ambas perras, deleitándose con los jadeos, gemidos y corcovos de las dos ante cada nueva penetración, hasta que ...