1. Un padre, un hijo y una bañera


    Fecha: 28/03/2018, Categorías: Incesto Autor: hector.richvoldsen, Fuente: SexoSinTabues

    ... polla antes de sumergirla en el agua. -Y dale. -Si es para quitarle hierro. La tienes grande. -No tanto como tú. -No exageres. Ni que tu padre fuese Nacho Vidal. -Pero la tienes más grande que yo. -Todo llegará. Silencio de nuevo por unos segundos. Padre e hijo cerraron los ojos, y disfrutaron de la agradable temperatura del agua. La posición no era muy cómoda, pero sentados con las piernas abiertas y colocadas junto a las caderas del otro se habían acoplado bien. -Mira papá, creo que ahora si que te gano. -¿En qué? -Mira. –Dijo Gerard, haciendo un gesto con la cabeza. -Sí, ahora sí. Pero no estamos en igualdad. Tú la tienes tiesa. -¿Y qué? -Pues que si tú la tienes tiesa y yo floja es normal que me ganes. Aunque no te creas, que la mía dura no es mucho más grande que la tuya. -No me lo creo. Seguro que me sigues ganando. -Flojas hay más diferencias, duras estamos casi iguales, ya verás. -¿Se te está empalmando a ti también? -No, pero si quieres me la pongo tiesa en un momento. -Vale. Jaume comenzó a manipular su polla suavemente, tratando de pensar en aquello como algo natural. Simplemente estaba enseñando a su hijo adolescente que en erección casi todas las pollas son iguales para que no se acomplejara. Nada raro, se repetía mentalmente. Aunque algo le decía que si su mujer entraba en escena, se podría mosquear. -Más o menos está. ¿Ves como es más o menos igual? -Es mucho más grande, no mientas. -No tanto. -Ya verás como sí. Pégala a la mía. -¿Cómo? -Échate un poco más ...
    ... para mi lado. Así. Y ahora ponla al lado de la mía. Aquello empezaba a írsele a Jaume de las manos. Literalmente. En vista de que no se animaba a juntarla, Gerard le echó mano a la entrepierna y puso las dos pollas pegadas para comparar medidas. El padre le sacaba dos o tres centímetros de largo al hijo, pero en realidad tampoco era tanta diferencia. -¿Ves como no era para tanto? -Pero la sigues teniendo más grande. Y más gorda. -No solo depende de eso, también hay que saber usarla. -Ya. -¿Qué, la has estrenado ya? -No, de momento no. -Pues ya llegará el momento, no desesperes. Yo hasta los veinte no la estrené, y desde entonces no he parado. Y será que no he tenido tiempo de hacer cosas con ella. -¿Pero a que nunca la habías puesto al lado de otra polla? -Mira, eso no. -¿Y te ha gustado, papá? -Es raro. -Ya, pero mola. ¿Las juntamos otra vez? -¿Para qué? -No sé. Me ha molado. -Venga hijo, pero solo una vez más, que como nos vea tu madre. -¿Y qué pasa? Son cosas de hombres. -Ya. Los hombres somos muy de estas cosas. No sé tú, pero yo a tu edad siempre estaba con la polla fuera, comparando con las de mis amigos para ver quien la tenía más grande. -Y siempre ganarías tú, seguro. -No. Había un chico, Felipe, que siempre nos ganaba a todos. Vaya pollón tenía, y seguro que todavía le ha crecido más. Bueno, ¿me la sueltas ya o qué? -¿Te hago daño? -No. -¿Entonces? -Es por cambiar de mano. Déjame que las sujete yo un momento. -Vale. ¿Qué tal? -No sé. Nunca había tocado una polla que no ...
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