1. Un padre, un hijo y una bañera


    Fecha: 28/03/2018, Categorías: Incesto Autor: hector.richvoldsen, Fuente: SexoSinTabues

    ... primera vez que. ? -Sí. -¿Nunca te has enrollado con ninguna chica? -Sí, pero no hemos llegado a tanto. Mira que eres cotilla, papá. -Curioso, nada más. ¿Voy bien? -Vas de puta madre. ¿Y yo? -Casi tan bien como tu madre. -Gracias, supongo. Dijo Gerard. Cuando los dos se callaban, solo se oía el ruido del chapoteo del agua. Ambos habían cerrado los ojos, en parte para evitar mirarse directamente y en parte para centrarse más en sus sensaciones. -¿Ya te correrás, no? -Claro, joder. -Vale, preguntaba por sí acaso. -¿Cómo no me voy a correr, papá? Que tengo catorce años, no diez. -¿Y yo que sé? Yo me empecé a correr a los trece, a lo mejor tú vas más retrasado. -Mira, pues en eso te gano, yo desde los once. -¡Venga ya! -Te lo demostraría, pero. -Pero si cuando te di la charla me dijiste que no tenías ni idea de lo que era el semen. -Porque todavía me salía transparente, no blanco como decías tú. No me bajes tanto la piel, que me haces daño. -¿No tendrás fimosis? -No. Pero es que pegas unos tirones. -Bueno. Pues tú no vayas tan despacio, que se me va a desempalmar. -Quejica. Ambos obedecieron a las indicaciones del otro, pero tratando de aportar su toque personal. Padre e hijo debían de tener callo en la mano de tanto pelársela, y esa experiencia se notaba a la hora de recibir esas caricias. A mano cambiada las sensaciones eran distintas, y poco importaba el hecho de ser familia directa. -Si que está mejor. –Dijo Gerard. -¿El qué? -Que te las hagan. -¿El qué? -¡Las pajas! Que ...
    ... es mejor que te las hagan a hacértelas tú. -Depende de quien te las haga. -Pues tú lo haces bien. -Tú también. -¿Mejor que mamá? -No sé. -Antes decías que no. -Pues ahora te digo que no sé. Y cállate, leñe, que no me centro. -¿Te vas a correr ya? -No, todavía no. -Vale. -¿Y tú? -Tampoco. -¿Entonces para qué preguntas? -Yo que sé. ¿No querías que me callara? Pues cállate tú también. Callaron. Y no precisamente por hacer caso al otro, sino porque era mejor disfrutar en silencio. De nuevo el chapoteo del agua. Para no oírlo y centrarse aún más en lo que sentía, Gerard sumergió la cabeza lo suficiente como para tapar sus oídos y dejar el resto de la cara fuera del agua. Jaume al ver a su hijo hizo lo mismo. Silencio una vez más, solo ellos dos experimentando con sus cuerpos. Los dedos de Gerard cubrían y descubrían una y otra vez el glande rosado y regordete de su padre. Al tacto era la diferencia más destacable respecto a la suya, la polla de Jaume acababa en una abultada cabeza, mientras que la de Gerard era de un grosor más uniforme, sin apenas diferencias entre la punta y la base. Descorría el prepucio hacía atrás, y cuando notaba la suave tirantez del frenillo volvía a colocarlo en su sitio. Sin prisas, como cuando se daba placer a sí mismo y no había nadie en casa y podía entretenerse sin miedo a ser descubierto. Jaume por su parte no iba mucho más deprisa, para una vez que hacía algo así, lo mejor era hacerlo bien. Su hijo lo estaba haciendo francamente, debía ser un buen ...
«1...3456»