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El ascensor
Fecha: 28/03/2018, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cuerpo. Poco a poco fue recuperándose mientras seguía recostada con la cabeza sobre sus brazos. - Joder, Pablo, me has dejado para el arrastre, y eso que sólo ha sido un polvo. Habitualmente tardo mucho más en estar tan destrozada. Pero es que ha sido un polvo bestial. - Espera, aún no hemos acabado – contestó el sonriente. La visión de Susana y su musculoso cuerpo totalmente entregado con sus tetazas sobresaliendo por los costados y sus caderas alzadas ofreciendo la totalidad de su culo era una ocasión que no pensaba desaprovechar. Nunca se había follado una hembra como aquella y era un firme creyente de no dejar para mañana lo que pudieras hacer hoy. – Se inclinó sobre el sexo expuesto de su vecina y con suma delicadeza empezó a pasar la lengua por la cara interna de sus muslos y poco a poco se fue acercando a los labios de su coño que aún seguían dilatados. El sexo de las mujeres suele estar extremadamente sensible después de un orgasmo y aun una leve caricia podía ser insoportable si no se hacía con el tacto adecuado. Pablo sabía y Susana gimió de placer. - Uffffff, qué gusto…. También sabes usar la boca… Eres un tesoro, vecino. - Susana se relajó mientras se entregaba al trabajo de la lengua del hombre sobre su sexo que acompañaba con movimientos de su cadera para llevar la punta de la lengua donde más placer le daba. Las lamidas y besos del hombre fueron subiendo hacia el perineo. La mujer se sorprendió gratamente. Era una zona sumamente erógena y pocos de sus ...
... amantes le habían prestado atención ahí. Lo que no se esperaba es que al poco la lengua del hombre estaba lamiendo y penetrando su esfínter. Pocas veces le habían dado un beso negro y desde luego nunca con tanta maestría, así que venció la incomodidad inicial y se dejó hacer. Lo cierto es que estaba sintiendo un placer incomparable y por eso tardó en darse cuenta que a la lengua le acompañaba ahora un dedo en el tanteo de su ano. El hombre había introducido ya suavemente la primera falange cuando ella fue consciente y tensó todo su cuerpo. Había oído muchas historias de dolor en el sexo anal y no le seducía la ida de ser empalada por su culo. Casi todos sus amantes habían tratado de desvirgárselo, pero ella nunca se había sentido especialmente excitada por ello y no había cedido en su negativa. No hacía falta ser policía para adivinar las intenciones de su vecino y decidió pararlo en seco. Se levantó sobre sus brazos y giró la cabeza. - Para, Pablo. Soy virgen por ahí y no voy dejar que me des por el culo. - Chissssssstttt - El dedo del hombre había cesado en su avance, pero con la otra mano había vuelto a su sexo y por delante ya estaba acariciando su clítoris abultado aún tras el orgasmo. - De verdad, paraaaaaaaa … Uffff- Volvió a recostarse sobre sus brazos. Apenas le estaba tocando el coño y ya empezaba a humedecerse otra vez. Luego la mano buscó sus pechos aplastados contra el suelo y los acarició por los laterales hasta encontrar el pezón nuevamente endurecido- ...