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El ascensor
Fecha: 28/03/2018, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... la metía hasta los huevos, la sacaba hasta la mitad y se la volvía a clavar inmisericordemente en su macizo culo, así una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Los gemidos de Susana eran ya claramente orgiásticos. Gemía roncamente, absolutamente ida, incapaz de oponer alguna resistencia. El hombre estimulado por esa entrega tan repentina como total comenzó a azotarle el culo. Saboreaba el "plas" del sonido de sus macizas nalgas, una y otra vez. Pronto ese trasero imponente estuvo totalmente colorado, y a cada azote y empujón los gemidos de Susana eran más fuertes. - ¿Te gusta que te den por el culo? – - Sssiii.sssii…ssiii…-gemía, indefensa- No pares por Dios, no paresssssssss…. Perdió la noción del tiempo y sólo era consciente de la barra de carne que la estaba partiendo en dos. El orgasmo le llegó sin previo aviso. No se parecía a nada que hubiera experimentado antes. Había oído sobre los orgasmos anales y los había tildado de leyendas exageradas. Ahora sabía lo equivocada que estaba. Su cuerpo se tensó y explotó dejándola en un estado de total abandono. Pero su vecino parecía incansable y seguía bombeándola sin piedad. Otro orgasmo volvió a recorrer su cuerpo y al siguiente dejó de llevar la cuenta. Las fuertes embestidas del hombre y sus fuertes manos hacían ya todo el trabajo ante la total rendición del cuerpo de Susana. El hombre ya le daba con todo. Agarraba sus pechos y tiraba de ellos para embestirla con más fuerza. Apretaba sus pezones hasta hacerla ...
... gritar de placer y dolor. Le cogía del pelo para obligarla a arquear su poderosa y hermosa espalda y ser penetrada más profundamente todavía. Ella quería decirle que parara ya, que la iba a matar de placer, pero no tenía ni fuerzas ni aliento para hablar. Cuando sintió los espasmos de la polla del hombre y sintió como borbotones de semen inundaban sus entrañas tuvo un último orgasmo que la dejó rota y desmadejada en el suelo. Su vecino se dejó caer sobre ella; su polla todavía dentro del culo de la mujer y respirando copiosamente sobre su cuello. Tras unos momentos de descanso y recuperado el aliento rodaron para ponerse de costado y él la abrazó tiernamente. - ¿Ahora me vienes con mimos, animal? Me has dejado para que me ingresen en urgencias. No sé si voy a poder sentarme en un mes! - Jajaja. Hace un rato no decías lo mismo! - Se llama síndrome de Estocolmo. Pienso denunciarte en cuanto salgamos de este jodido ascensor- Replicó Susana mientras le daba un cariñoso puñetazo en el hombro. - Bueno, a lo mejor en el acto del juico tenemos que repetir lo que pasó para que su Señoría pueda juzgar con justicia. No me importaría. - En una sala de justicia – Rio ella- Eres un pervertido! Además, me has reventado pero bien. No sé si alguna vez voy a poder volver a sentarme. Aún tuvieron tiempo de permanecer abrazados un rato hasta que el ascensor tan repentinamente como se había parada reanudó su marcha. Se vistieron apresuradamente y cuando la puerta de su planta se ...