1. Las hermanas


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: No Consentido Autor: GargantuadeSamo, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuenta que Elena siempre me recibía con manga corta, con pantaloncitos y descalza, de tal manera que los contactos fueran con su piel. En su casa los zapatos se dejaban en la entrada para no manchar el suelo.
    
    Así que cada día me volvía más atrevido. Explicaba los problemas de matemáticas más alejados de mí, para poder extender mi brazo todo lo posible, y no apartaba el brazo cuando terminaba.
    
    Primero le daba clases de matemáticas a Elena y luego de Inglés a Inés. Inés no parecía hacerme mucho caso, así que me concentraba en Elena, y cuando me tocaba cambiar de mesa, estiraba los pies al máximo para tocar a Elena. Ella debía estirarlos bastante también porque llegábamos a tocarnos. Le agarraba el tobillo entre mis pies y daba clase durante una hora. Ella no se movía y se mantenía en la mesa como si tuviera otros deberes. Ni siquiera se levantaba al baño.
    
    Poco a poco me convertí en un maestro de explicar cualquier temática empalmado.
    
    Por entonces, aproveché un viernes por la tarde que sabía que mi novia tenía un compromiso (no quise ni preguntar qué tipo de compromiso), y me presenté ese mismo día con un par de entradas de cine ya compradas (la película era la más terrorífica que había encontrado en la cartelera), lamentando no haberme acordado que ella iba a salir. Esto me dio pie para invitar a las hermanas pequeñas al cine. Inés iba a salir con sus amigas como hacía siempre, pero Elena estaba libre y no tardó en aceptar mi proposición.
    
    Ese fue el primer día ...
    ... que estuvimos realmente solos.
    
    Ella estaba muy nerviosa y se mantuvo alejada de mi todo el camino mientras charlábamos intrascendentemente sobre las películas que le gustaban. En cuanto llegamos al cine me senté de tal manera que apoyaba mi rodilla directamente sobre su pierna. También me coloqué lo más cerca de ella posible. Y en cuanto se apagaron las luces empujé mi brazo hasta tocar el suyo.
    
    No tardó la película en salpicar sustos y sangre, hasta que en un momento dado Elena se agarró a mi brazo y escondió su cabeza en mi hombro. Aproveché la situación para decirle que no valía dejar de mirar y le cogí las manos con la mía, de tal manera que cruzaba el brazo apoyándolo sobre sus pechos. Ella volvió a mirar a la pantalla acariciándome la mano mientras sentía cómo su corazón se volvía loco.
    
    Ahora aprovechaba cada susto para moverme y apretarme contra ella. La mano izquierda entre tanto la acerqué también para sujetarle el brazo, aunque la fui moviendo para tocarle cada vez más ostensiblemente el pecho izquierdo. Así que la tenía agarrada por todas partes y la magreé durante las dos horas de la película, tanto que al día siguiente tenía agujetas por mantener esa extraña posición.
    
    Cuando se encendieron las luces nos separamos. La llevé hasta la esquina de su casa e hizo un ademán de besarme, pero se lo pensó mejor y se fue corriendo.
    
    Al día siguiente nos vimos por la tarde, e incluso insistió en empezar con la primera clase de bailes de salón. Aunque todo fue ...
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