1. De cómo los temblores de tierra me unieron a mi hermana


    Fecha: 30/03/2018, Categorías: Gays Autor: cifrada regalo, Fuente: CuentoRelatos

    ... hermana y me dijo que esperara. Luego mi hermana habló en el auricular y le pregunté «¿Estás bien?» y me contestó que sí. Se me ocurrió decirle que iba a recogerla al trabajo, pero ella insistió en que no, porque las calles estaban saturadas de carros que no avanzaban y personas queriendo llegar a sus casas. Me dijo finalmente que ella intentaría regresar a la casa y que no me preocupara tanto, sino que comenzara a verificar que las instalaciones de gas y de agua estuvieran en buen estado, lo mismo que la estructura del edificio.
    
    A esas alturas yo no me había percatado de que había escombros a la entrada del edificio donde vivía, así que decidí ingresar para comprobar que todo estuviera en orden. Recorrí con la mirada el recinto, punto por punto hasta concluir que sólo se había caído un poco del aplanado de las paredes. Lo mismo sucedió cuando llegué al departamento, donde me impactó sobremanera que los libros estuvieran tumbados en el piso, que la pantalla de televisión se hubiera resbalado sobre el mueble donde se encontraba y que el agua de los peces estuviera toda derramada alrededor de la pecera. Tuve que poner manos a la obra para detectar fugas de gas y agua que no había, lo mismo que para ordenar todo ese reguero que se había producido. Una vez terminé con todo ello, volví al pie del edificio para esperar ahí a mi hermana, leyendo en el teléfono la cantidad de desastres que había y escuchando en la radio, porque no había electricidad para ver el televisor, que el ...
    ... temblor había tenido epicentro a unos cuantos kilómetros de nuestra ciudad.
    
    En verdad quedé muy asustado y por eso no me decidía del todo a estar esperando dentro del edificio, no queriendo sentir otro sismo pensando que la losa podía terminar sobre mi cabeza. Después de varias horas, vi la hermosa figura de mi hermana aproximarse. Entonces corrí para ayudarla, si en algo podía auxiliarla, y cuando nos tuvimos frente a frente nuestra reacción inmediata fue la de abrazarnos. Ella comenzó a llorar y entonces trataba de consolarla diciéndole que todo estaba bien, que no se había dañado nada y que todo ya había pasado. Sólo con ella me decidí a subir al departamento y ahí esperamos hasta la obscuridad de la noche, bajo la tenue iluminación de unas velas porque la electricidad no había sido restablecida.
    
    Me contó que estaba mostrando unas fotografías en el teléfono a una amiga cuando comenzó a moverse el edificio donde trabajaba. Del nerviosismo no se había puesto a pensar en el aparato y por eso la amiga era quien había contestado. Le conté igualmente mi experiencia, y ella me aclaró que el señor que me tomó del hombro era el portero del edificio vecino. Como no tuviéramos electricidad, decidimos ir a dormir, porque en esas condiciones no restaba más por hacer. Entonces nos vestimos con nuestros respectivos pijamas y nos pusimos debajo de las cobijas, ella en su cuarto y yo en el mío.
    
    No obstante, al cabo de unos minutos en que yo no lograba conciliar el sueño, pensando ...
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