1. La mordedura de la anaconda


    Fecha: 13/07/2017, Categorías: Gays Autor: Lib99, Fuente: CuentoRelatos

    ... vomitar. Cuando intentaba sacársela de la boca para respirar Vanidad le abofeteaba, sujetaba su mandíbula y volvía a introducírsela por completo.
    
    –No te he dado permiso para que pares, puta. Sigue chupándomela hasta que yo te diga.
    
    Vandelha aplicó toda la habilidad de la que era capaz con su lengua, lamiendo cada protuberancia, cada meandro dibujado por unas venas rebosantes de sangre, cada pliegue del prepucio. Con la punta recorrió el frenillo y la corona del glande, introduciéndose en la abertura de la uretra. Notó su agrio sabor.
    
    –Eso es. Ahora me gusta lo que estás haciendo. Continúa así…
    
    Envolviendo la polla en una funda de saliva, esta vez Vandelha logro controlar mejor aquel interminable tronco, dando lo mejor de lo que era capaz en una mamada, sin atragantarse.
    
    La Anaconda le tiró con fuerza de la melena y echó hacia atrás su cabeza, liberándola de su estaca empapada en fluidos. Se cogió con la otra mano la bolsa escrotal y se la colocó sobre los labios a la chica.
    
    –Ahora me vas a comer los huevos. ¡Abre la boca!
    
    Vandelha obedeció, separó los labios impregnados de abundante saliva mezclada con líquido preseminal y dejó que la agente le introdujera sus grandes cojones. Desde luego su tamaño no desmerecía del de la polla: hubo de esforzarse en abrir la mandíbula al máximo para que atravesaran el hueco que dejaban los dientes y se asentaran entre la lengua y el paladar. Tuvo miedo de que la piel del escroto se enganchara con la dentadura o que no ...
    ... lograra sostener el esfuerzo de mantenerla tan abierta y morderla involuntariamente, imaginando el castigo que ello le supondría.
    
    No ocurrió eso, sin embargo. Una vez dentro toda la bolsa –su nariz quedó adherida al durísimo fuste– Vandelha se esforzó por chuparla, jugueteando con los testículos, moviéndolos dentro de su nido de piel rugosa y carne tierna.
    
    –Así, putita. Chúpamelos como tú sabes hacerlo.
    
    Vandelha procuró satisfacerla al máximo, sin ahogarse en el intento.
    
    –Y ahora –continuó Vanidad entre jadeos– escúchame bien. Como soy una buenísima persona y, además, me gustan las zorritas como tú, voy a hacerte el favor de tu vida.
    
    Vandelha giró la cabeza para alzar la vista y mirar a la cara de la capitana, intentando adivinar qué pretendía, pero ésta apretó su cara contra las ingles para que se centrara en su mamada testicular.
    
    –Sólo escucha. Sí, voy a hacerte un favor, porque creo que sólo eres una chica algo despistada y no deberías joder el resto de tu vida por los errores que has cometido hasta ahora. Sería una pena ver ese precioso cuerpo tuyo encerrado en prisión. Estoy dispuesta a librarte de comparecer ante el juez, a cambio de que colabores conmigo. ¿Entiendes?
    
    Aflojó la zarpa de la cabeza de Vandelha, que soltó los testículos con un sonido de ventosa y cogió una gran bocanada de aire antes de poder responder.
    
    –Yo no soy una chivata –dijo entre jadeos–. No voy a colaborar con una zo…
    
    No le dejó terminar. Volvió a forzar su cabeza como la ...
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