Posando para la foto y nada más.
Fecha: 01/04/2018,
Categorías:
Control mental,
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Después de quince años de casados, me separé de mi mujer. A los 45 me resultaba difícil adaptarme a nuevas plataformas como Tinder, Facebook o Instagram para entablar una nueva relación. Entonces decidí volver a mi vieja zona de confort: las salas de chat. Hacía tanto tiempo que no entraba a un chat, que hasta pensé que sería algo ya obsoleto. Para mi sorpresa, las salas no sólo seguían funcionando a la perfección sino que también había una gran cantidad de mujeres disponibles para conversar.
Una noche empecé a hablar con una chica llamada Fiamma. Me dijo que tenía 20 años y que estaba muy triste porque su novio la había engañado hacía una semana con una compañera del trabajo. No tardó en ir al grano: quería vengarse. Una amiga suya le había sugerido que se sacara fotos teniendo sexo con otra persona y se las mandara al novio. Fiamma tenía reglas claras. Me especificó que no quería tener sexo con nadie, que simplemente quería posar desnuda junto a mi pija y que yo tendría que tener el suficiente control mental como para manejar la situación. Chateó con varios tipos y ninguno pudo garantizarle que no iba a haber sexo de verdad después de hacer las fotos. Todos le respondieron cosas como “Si entra la cabeza, entra toda” o “Cuando sientas mi verga en el orto no te vas a poder resistir”. La venganza de Fiamma estaba bastante bien elucubrada: su novio siempre le pedía la cola pero ella se la había negado. Lo que pretendía Fiamma era que yo acerque mi verga erecta hacia su ...
... hoyito y saque fotos con su celular, fingiendo tener sexo anal.
Después de garantizarle mi complicidad y mi autocontrol con convicción, me pasó su WhatsApp. Ahí me terminó de cerrar completamente el plan, porque me envió unas fotos de su cintura y tenía el tatuaje de una mariposa inconfundible, que sólo su novio conocía. El tatuaje estaba apenas por encima de la raya de la cola. Tenía que estar sin bombacha para que se apreciara en su totalidad. Esas fotos que me mandó me calentaron muchísimo, sumado a que Fiamma también me enviaba audios, confirmándome de que todo esto no era una joda: se trataba de una pendeja de 20 años real, dispuesta a vengarse del engaño de su novio. Y yo era el vehículo perfecto: un tipo maduro, contenedor, hábil con las palabras. Yo también le mandaba audios reconfortándola y garantizándole que íbamos a seguir su plan al pie de la letra. Además, mi foto de perfil de WhatsApp le gustó, me dijo que yo no parecía de 45 años y que le resultaba un tipo atractivo. Ella también era muy linda: morocha de pelo negro, facciones delicadas, flaquita con tetas pequeñas pero redondas. Sin embargo, lo que más me volaba la cabeza seguía siendo el tatuaje de la mariposa asomando entre sus nalgas.
La cercanía ayudó bastante a agilizar el trámite. Ella vivía en Morón y yo en Ciudadela, a pocos kilómetros, así que acordamos en que la pasaba a buscar en auto. Le dije que tenía un Volkswagen Gol 2010 y se rió, me dijo que no le importaba la marca. Lo importante es que la ...