1. Posando para la foto y nada más.


    Fecha: 01/04/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... delatando ningún tipo de desesperación, por suerte. Cuando por fin me quedé en calzoncillos, ella sacó del bolsillo de su montgomery el celular y me explicó como sacar las fotos. Después de eso, se subió a la cama y se puso en cuatro patas.
    
    –Cuando estés listo, sacame la bombacha –ordenó Fiamma tajante.
    
    Por un momento sentí pánico. Estuve a punto de salir corriendo de esa habitación y no volver jamás. Sentía mi cuerpo ardiendo y ahora sí, mi verga de a poco pasaba de estar a media asta a estar completamente parada, con la cabeza bien salida hacia afuera y húmeda, manchando el calzoncillo. Me lo saqué y me subí a la cama por detrás de Fiamma. Me propuse ser tan expeditivo y aferrado al plan como ella.
    
    –Permiso –le dije mientras le bajaba con cuidado la bombacha. Ella me ayudó estirando las rodillas y despegando las piernas del colchón para que se la saque. Ahí estaba ese tatuaje de mariposa que me carcomido el cerebro desde que lo ví. En vivo y en directo se veía mucho más inquietante y provocador.
    
    La luz de un cartel de neón se colaba por la ventana y me permitía tener una visión clara del hoyito anal de Fiamma: se veía tan pequeño como un grano de café. Tenía una cinturita divina y las nalgas apenas se redondeaban por fuera de la línea de las caderas. Era una situación muy estresante y los nervios no tardaron en hacerse notar: me temblaba la mano con la que tenía que sacar la foto y mi verga no estaba del todo firme.
    
    –Fiamma, ¿Te molestaría sacarte el ...
    ... corpiño? –la apuré pero con delicadeza–. Me deserotiza un poco que tengas el corpiño puesto y para que la foto sea creíble, la tengo que tener bien parada.
    
    –Todo sea por la foto, Luis –dijo Fiamma resignada y se desabrochó el corpiño con agilidad.
    
    Abalanzándome hacia un costado pude ver sus tetas pequeñas y redondas. Tenía unos pezones diminutos y entimbrados, del mismo color de sus labios y de sus ojos: color café. Contuve firmemente el deseo de tocárselas y me concentré nuevamente en el plan. Ahora podía ver esa espalda desnuda en su totalidad desembocando en ese hermoso culito con el tatuaje de mariposa. Mi sangre hirviendo por fin llenó las venas de mi verga.
    
    Empecé a sacar algunas fotos con flash. El encuadre mostraba la cintura de Fiamma con el tatuaje de la mariposa, su hoyito anal oscuro y mi verga parada, con la cabeza bien roja y húmeda apuntando directo al agujerito. Se las mostré a Fiamma a ver qué opinaba.
    
    –Se ve un poco sobreactuado –me dijo Fiamma con la certeza de un director de cine–. Apoyamela, Luis, ya sé que hablamos otra cosa pero quiero que se vea lo más real posible.
    
    Me devolvió el celular para que siga sacándole fotos. Agarré mi verga desde la base del tronco y la acerqué con sutileza hasta chocar con el agujerito del culo de Fiamma. Pude sentir la tibia humedad de su mucosa anal. Empecé a transpirar. Ahora en la foto se veía que la cabeza de mi verga se perdía entre las nalgas apretadas de Fiamma.
    
    – ¿Parece que me la estás metiendo por la ...