Posando para la foto y nada más.
Fecha: 01/04/2018,
Categorías:
Control mental,
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cola? –dijo Fiamma al ver las nuevas fotos–. ¿Vos qué opinás Luis?
Me quedé estupefacto sin saber qué decir. Fiamma enseguida propuso un Plan B.
–Voy a abrirme la cola con las manos –dijo y con las yemas de los dedos estiró sus nalgas hacia afuera para dejar bien al descubierto su hoyito. Ya no parecía tan pequeño como un grano de café.
Apoyé mi verga una vez más en su agujerito. Estaba perdiendo la cordura. Tenía la esperanza de que por accidente o casualidad mi pija se deslizara entera adentro de ese culo hermoso. No lo veía tan improbable porque no soy un tipo dotado, tengo una verga standard. Y además, mi uretra no paraba de supurar lubricante natural.
–Fiamma, si sentís algo húmedo, disculpá –le advertí con profesionalismo–. Me está saliendo un poco de líquido pre-seminal.
–No pasa nada, Luis –me dijo–. Si suma al realismo, mucho mejor.
La escena me estaba calentando al extremo. Ella estiraba sus nalgas con las manos. Era una posición de entrega total. Yo la punteaba insistente y notaba que ella también hacía movimientos sutiles empujando hacia mí, invitando a mi verga a encastrarse en su agujero. Yo conservaba la fe de que a nivel fisiológico ocurra un milagro: que su esfínter se dilate de repente, que el líquido pre-seminal de mi verga ayude a que se deslice adentro en su totalidad, que Fiamma pierda la cordura, me manotee la pija y se la meta entera en su concha. Pensé en qué hombre sería capaz de soportar semejante tortura. Pensé también en si ...
... alguna vez más en mi vida iba a tener la oportunidad de poseer a una pendeja como Fiamma. Soy un buen tipo, repetía interiormente como un mantra. Soy un buen tipo, sólo la estoy ayudando como me pidió.
–Sacame algunas desde abajo también Luis –dijo Fiamma interrumpiendo mi mantra–. Quiero mandarle al hijo de puta de mi novio alguna que se note bien que la pija no está entrando en la concha. Quiero que no le quede ninguna duda de que le entregué la cola a otro.
Estiré la mano por debajo de mi verga y apoyé el celular sobre el colchón. Desde ahí disparé varias fotos, moviendo de lugar la mano, como para tener varias opciones. Lo que mostraba el celular era delicioso: un primer plano de su concha bien depilada, una vulva de labios finos, replegados hacia el interior. Un hachazo de un ángel. Y en segundo plano mi verga y mis huevos, sufriendo el hecho de tener todo y no tener nada al mismo tiempo. Ya no podía más. Le pasé el celular a Fiamma, deseando que todo eso termine o que se descontrole de una buena vez.
–Me encantan las fotos, Luis –dijo Fiamma despegando su culo de mi verga. Ví como un largo hilo de líquido preseminal salía de su esfinter y terminaba en mi glande. Se incorporó sentándose en la cama, sin inmutarse al ver mi verga dura como una roca, derramando lágrimas transparentes y pegajosas–. Sos un genio, me re-ayudaste –agregó Fiamma.
De lo que siguió después tengo recuerdos recortados, porque estaba en trance. Se acercó y me dio un beso en la mejilla. ...