1. Los casos de Berenice Vineyards (vol. 1)


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Incesto Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuantiosa colección de tangas. Él no se cansó de elogiarle el orto mientras le bajaba lentamente el exiguo colaless. Luego de darle una buena manoseada, lo exploró por completo con su lengua.
    
    No era que la calentura extrema le hubiera hecho olvidar a Vineyards su aversión a que le metieran mano en sus blancos y despampanantes cachetes; pero lo que algunos podrían considerar como una especie de fobia o manía, no era más que prevención; la rubia sabía muy bien que cuando su ojete comenzaba a sufrir esas fuertes y regulares contracciones, cuando se le empezaba a abrir y a cerrar de manera espasmódica, ya era tarde.
    
    Su amante ocasional advirtió los particulares guiños de ese terrible ojete, que latía como pidiendo algo; concluyó que lo que pedía era pija, y concluyó bien; así que sin más demora, enterró su enorme verga en esa inmensidad de culo. Se la metió toda de una sola embestida.
    
    –Este culazo merece una buena pija –dijo mientras culeaba a la agente con violencia– alguien debería hacerle un monumento a esta cogida –agregó.
    
    Berenice pensaba lo mismo, aunque no dijo nada. Ella amaba a su esposo, pero la verga de aquel semental le estaba dando demasiado placer como para detenerse. Estaba en llamas, gozando como nunca antes lo había hecho.
    
    El ritmo del culeo pronto se hizo vertiginoso. El tipo bombeaba con fuerza hacia adelante y la enculada rubia lo hacía, aún con más ímpetu, hacia atrás. El choque de las nalgas de la petisa contra la humanidad de su amante ...
    ... resultaba bestial.
    
    Más de media hora de bombeo intenso testimoniaban una culeada maratónica. Ambos acabaron al mismo tiempo. El hombre le inundó el culo de leche y Berenice lanzó un gran chorro de su concha junto con un largo grito de placer. Inmediatamente, la hembra sufrió una gran convulsión que hizo que su cuerpo se descontrolara durante unos cuantos segundos en un orgasmo que mereció haber sido inmortalizado. Apenas el tipo la desenvainó, la cerda tuvo la osadía de tirarse un pedo, con el que expulsó cataratas de leche de su culo.
    
    Lo próximo que sintió Berenice fue un fuerte golpe en la cabeza que provocó su desmayo. Cuando despertó se encontraba amarrada –culo para arriba– al respaldo de la cama.
    
    –Ahora te vamos a empalar, ¡puta! –escuchó de una voz conocida.
    
    Vineyards se sorprendió al ver a la joven prostituta con una enorme estaca en la mano. Allí comprendió que había caído en una trampa.
    
    –¡Suéltenme, yo no soy prostituta! –les informó la agente.
    
    –No nos interesan las prostitutas, nos da lo mismo, nos interesan los culos, y tú tienes el mejor culo de todos, ¡maldita! –dijo la chica.
    
    Luego continuó hablando mientras le miraba el culo a Vineyards y se lamía los labios:
    
    –Mira ese orto enorme, redondo, perfecto. Me da asco de tan perfecto que es. Es el culo ideal para empalar. Será nuestra coronación. Aparte te viniste de tanga, pedazo de perra en celo. Esperabas guerra y la tuviste.
    
    –Este empalamiento sí que debe ser inmortalizado –dijo el hombre ...