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Sexo en la vieja hidroeléctrica -6- Principios de diciembre
Fecha: 04/04/2018, Categorías: Transexuales Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos
... resoplidos del anfitrión. Cuando decide dejar escapar el pijo de su boca, del bigote le cuelgan trazas de lefa. -¿Le ha gustado? -No debía de haberlo hecho. Esto me atrapa todavía más en su juego. -Yo también estoy atrapado en el suyo. Bebe directamente de la botella. -Tiene el bigote manchado -señala el administrativo aun recuperándose de la eyaculación. -Límpieme. Con la boca. El administrativo se incorpora y se siente a horcajadas sobre las piernas del agente. Sus labios se aproximan al bigote y trata de chuparlo. Pero el agente se los atrapa con los dientes, le sujeta la cabeza firmemente y termina por entrarle la lengua, buscar la suya y tomarla con sus gruesos labios tirando de ella. -Si fuera caníbal -dice soltándole- me lo comería entero. -Me encuentro en un momento donde no me importaría ser pasto de sus apetitos más desordenados. De repente, el administrativo coge por las muñecas al agente sujetándolas con firmeza. -Quiero hacerle algo en contra de su voluntad. Ha metido las amos en un bolsillo del pantalón del agente y ha sacado unas llaves. -¿Cómo sabía que las guardo ahí? -Soy observador. Toma las esposas del cinto del agente. Las abre. Los dos hombres se observan con los sentidos distorsionados por el alcohol. El administrativo atrapa una de las muñecas del policía con una de las esposas y la cierra. -Déjeme saciar algo de sus apetitos desordenados. No se arrepentirá. El rural, con una sonrisa ...
... desafiante, le ofrece la otra muñeca. Poco después se encuentra atrapado en el sofá con las manos ancladas a las esposas y éstas al brazo de madera del viejo tresillo. -¿Más bebedizo? -dice poniéndole la boca de la botella en los labios. -Usted ordena. Le deja saborear un buche del licor. -Le voy a dejar en cueros. Porque su cuerpo, su jeta, sus ademanes... todo lo suyo me obsesiona. Debería coger el cuchillo jamonero y comérmelo a lonchas. -No hay huevos para eso. -No. Sabe que no. Sabe que sólo exagero. Pero déjeme que lo sea. -Le dejo lo que quiera. El administrativo desabrocha los pantalones del agente. Los desciende hasta las botas de invierno que calza. Se para a mirar las piernas desnudas y vigorosas. Le toca los muslos y experimenta el grato contacto de la piel caliente. Acuciado por un frenesí repentino, lame y muerde la carne. -Usted no debería de existir -dice- Es una aberración. Está demasiado bueno. Me atrae enfermizamente. Le atrapa el sexo aun oculto bajo el calzoncillo. -No sé qué es -sigue hablando bajo el influjo del alcohol y sus propios deseos- Si sólo fuera su polla, me la hubiera tragado y ahí se hubiera terminado el asunto. Pero no. Porque usted se ha empeñado en convertirme en su cómplice. Es ese amigo hijo puta que se tiene y al que le permitimos abusar porque nos sonríe, nos acaricia incluso y nos tiene a sus pies. Le saca el sexo completamente mojado de excitación. -Me hubiera gustado ser su amiguito del barrio o ...