Era caprichosa, mimosa y traviesa
Fecha: 06/04/2018,
Categorías:
Microrelatos,
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
Era caprichosa, mimosa y traviesa. Se llamaba María, le gustaba que le llamaran Mery, y debía llamarse Salomé, por lo calienta braguetas que se iba a volver con su padre y por lo buena que estaba.
Vivía en un pazo con piscina, campo de tenis, campo de golf, un campo de fútbol y que, por supuesto, estaba amueblado a todo lujo.
La habitación de Meri era la más grande del pazo, y tenía desde jacuzzi a sofá de masajes, pasando por una descomunal tele de plasma.
Mery había cumplido hacía poco la mayoría de edad. Medía metro ochenta y dos, era morena, sus ojos eran grandes y negros, como su larga melena. Sus tetas eran medianas, tirando a grandes, su cintura de avispa, sus caderas eran anchas, su culo redondito y sus largas piernas rozaban la perfección.
Mery, desde los dos años de edad, en la que su madre los abandonara por un músico, encontró en su padre todo el cariño que necesitaba. Lo malo de esto fue que al ir creciendo fueron creciendo sus caprichos. Le fue cogiendo la manta a su padre y acababa haciendo siempre lo que le daba la gana.
La muchacha tenía de todo. Un Porsche, Joyas, dinero... pero las caprichosas siempre quieren más, y si es algo casi imposible, mejor que mejor.
Un día, Félix, a torso descubierto, y en pantalón de deporte, entró en la ducha y se tropezó con su hija, que salía de ella cubierta sólo con una toalla. Al tropezar, la toalla cayó al suelo y Mery quedo como había venido al mundo. Se quedaron sin palabras unos segundos. Después, ...
... Meri, se agachó para coger la toalla y vio que su padre se había empalmado. Sonriendo, le dijo:
-Tienes que echarte novia, papa. El bicho se te levanta por nada.
Félix, mintió.
-No es lo que piensas, muñequita, se pone así todas las mañanas con las ganas de orinar.
-Y yo me chupo el dedo.
Desde ese día ya nada iba a ser igual. Félix, no se quitaba de la cabeza el escultural cuerpo de su hija. Mery, lo sabía, esto la excitaba y disfrutaba provocándolo. Más de una vez se inclinó delante de él después de ponerse unas gotitas de perfume Coco Noir de Chanel para enseñarle algo con un gran escote y lo que le estaba enseñando en realidad eran las tetas. Más de una vez le miró descaradamente el paquete mientras estaban hablando. Más de una vez mandó caliente a su padre para cama por culpa de sus distintas provocaciones, con lo que eso conllevaba, para Mery, ya que sin saber si se la pelaba o no, se hacía un dedito pensando que su padre se estaba haciendo una paja pensando en ella.
Era sábado, Mary, consciente de la lujuria que despertaba en su padre, iba a hacer que traspasase la delgada línea que separa el amor paternal del amor carnal.
La cosa se empezó a fraguar a las diez de la mañana, Félix, estaba tomando un café sentado en una silla de la mesa de la cocina. Llegó Meri vestida con un picardías transparente que dejaba ver sus tetas con las rosadas areolas y sus bellos pezones y la mata de vello negro que rodeaba su coño. Félix, en un ataque de padre, sin dejar ...