1. La escritora.


    Fecha: 09/04/2018, Categorías: Hetero Autor: pocolillo, Fuente: RelatosEróticos

    Me gustaba leer sus textos, eran interesantes, ingeniosos, bien escritos y sumamente excitantes, mentía como una perra, eso es cierto, lo notaba en los textos que metía pollas, alguna habría probado pero ni de coña como allí lo contaba, en cambio, en los lésbicos, la plasticidad con la que relataba sus encuentros, a veces casi musical, denotaba claramente sus inclinaciones sexuales, y por eso me gustaban más sus relatos porque demostraba una imaginación infinita.
    
    Yo de vez en cuando le comentaba algún texto, sobre todo si me hacían gracia, en uno de ellos se había follado a un negro con ojos azules y con mucho pelo en el pecho al que llamaban Teen Wolf, para matarla, ¿cómo se le ocurrió eso?, y como en una noche de luna llena la había penetrado salvajemente hasta que ambos aullaban al compás del orgasmo, vamos, una corrida lobera.
    
    Me hizo tanta gracia que le pedí si podía utilizar a Teen Wolf en uno de mis relatos, que ese personaje de ojos azules y pelo en el pecho que se dedicaba a follarse a chicas vírgenes en noches de luna llena merecía probar su propia medicina y tener por fin una experiencia anal en toda regla, le iba a buscar a un Lobezno digno de él, y lo escribí, no hace falta contar que el relato nunca pasará a los “anales” de la historia por su gran erotismo, aunque cuando fue cambiado a la sección de humor, la cosa se tornó algo más positiva, Teen Wolf el folla vírgenes nunca volvió a ser igual.
    
    En fin, que de esa estrecha colaboración nacieron otras, ...
    ... nos intercambiamos personajes, ideas, incluso experiencias, algunas se publicaban y otras simplemente se quedaban ahí porque tengo imaginación, pero no tanta como ella. El hecho es que al poco tiempo decidimos quedar, vivíamos relativamente cerca, iríamos con nuestros portátiles y escribiríamos algo juntos pero al mismo tiempo, un personaje cada uno y una bonita y guarra historia que contar.
    
    Yo nunca la había visto, me la imaginaba inteligente y simpática, baja, rechoncha y con tetas gordas, pelo corto y bigote, jaja, el bigote no, lo acabo de poner porque suena fatal todo lo dicho antes, absurdos estereotipos, pero vamos, la idea es que no iba yo predispuesto a follar, en serio, solo a pasar una tarde literaria junto a alguien a quien apenas conocía pero que me aportaría originalidad, musicalidad y literatura es estado puro, alguien de quién aprendería a pulir mis escritos y a no ser tan directo e impulsivo, además, era jueves y ya decía mi madre que en un jueves no te acostarás sin haber aprendido nada más.
    
    Llamé a la puerta, estaba nervioso, a fin de cuentas que coño pintaba yo en el piso de una lesbiana bisexual a las cinco de la tarde de un septiembre caluroso en una ciudad que no era la mía, y la puerta se abrió, y la sorpresa saltó, era una monada de chiquilla, algo hippie, morena, ojos negros, pelo corto, un pequeño piercing en la nariz y una sonrisa increíble, la cubría una camiseta de tirantes oscuros que marcaba unos senos que sobresalían con su delgado cuerpo, ...
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