1. Seducción fortuita a una madura


    Fecha: 15/07/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... normal. Cierto viernes en el patio, tras hablar de trivialidades, donde ningún niño ni compañero pudiera oírnos, tuvimos nuestra primera conversación para vernos fuera del colegio. Quería hablar conmigo cara a cara sobre nuestra “relación”, sobre todo aquello que se salía de lo profesional y me propuso vernos en su casa esa misma tarde, aprovechando que su marido e hijos no estarían durante unas horas. Concluimos que hablar de ello en el colegio era demasiado arriesgado y en la calle nos podrían ver. Me sentía como alguien importante, yendo a visitar a una mujer por la que perdía la cabeza. Su casa era un piso grande en una torre cerca del centro. En 15 minutos en coche me planté allí. Cuando me abrió la puerta llevaba puesta la misma ropa que había llevado al trabajo. No llevaba las gafas. Me invitó a pasar y me ofreció algo de beber. Escogí un simple vaso de agua, ya que estaba algo nervioso. Enseguida estábamos en el amplio salón, sentados en el sofá. Comenzó contándome que lleva un tiempo teniendo problemas con su marido y cuando estampó el móvil acababa de hablar con él, cosa que yo ya había intuido desde poco después. El que la encontrara menos atractiva era solo uno de los motivos por los que ella estaba mal, sin entrar en detalles. Mientras me estaba contando todo esto, yo solo podía pensar en cómo alguien podía decirle a esa diosa que era menos atractiva. Menudo imbécil. Me dijo que después de nuestra conversación consiguió olvidarse un poco de todo ello, que le ...
    ... hizo sentir mejor que en mucho tiempo, que empezó a verme con otros ojos y que por eso había aceptado el beso, pero que no era correcto que hiciéramos eso. Le respondí que llevaba queriendo hacer eso desde el mismo momento en que me la presentó la jefa de estudios. Ya no podía contenerme más. Le solté que no solo me parecía atractiva, sino que me volvió loco desde ese día, que me costó mucho sacármela ligeramente de la cabeza para que los pensamientos sobre ella no me abrumasen cada vez que trabajaba. Tras hablar con ella tanto y últimamente lo del beso, me la iba quitando de la cabeza, pero que seguía loquito por ella, que nadie elije lo que le atrae, ni quién, ni cuánto, y que creía que ninguna mujer me había atraído tanto como ella. La tensión sexual se podía cortar con cuchillo. Debía besarla otra vez. - No sé qué decir, John… todo esto me parece surrealista, pero… me gusta. Eres un crío y no debería afectarme, pero es extraño, me gusta lo que me has dicho y todo lo que ha pasado, pero no está bien. Le salió una sonrisa de esas que salen cuando algo te desconcierta mucho y te ríes porque no lo entiendes. El corazón me iba a mil, acerqué mi mano a su cara y le pasé el dorso de dos dedos por la cara, apartándole el pelo. Ella bajó la mirada y empezó a negar con la cabeza, con un gesto en la boca parecido a una ligera sonrisa. Me fui acercando, buscando su boca. Levantó la mirada y en un segundo estábamos besándonos otra vez, esta vez jugando más con las manos: yo le pasaba las ...
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