El recepcionista del turno de noche del hostal
Fecha: 13/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... fotografías del lugar.
- Está justo detrás del morrón de Genoveses. Es una playa chica, apenas sesenta metros de orilla cóncava ¿Lo ves? Pero lo bueno que tiene son estas dos escolleras naturales de roca que la cierran y que la dejan casi como una piscina. Ese cerro os protege del viento y la arena no se levanta y, con las rocas, las olas se rompen y, dentro de la playa, el agua está más tranquila.
- Oye, qué buena pinta tiene. ¿Y cómo se llega?
- Desde el aparcamiento de Genoveses salen estos caminos -le dije enseñándole la imagen satélite de google maps- Solo hay que seguir este. Es pura intuición. Queréis ir detrás del morrón (un cerro), el camino se adivina perfectamente. Lo veréis: es el que rodea ese sembrao que reconoceréis conforme lo veáis.
- Genial. Pues mañana probaremos los Amarillos, a ver qué tal. Muchas gracias.
- Ya os digo. Para estar de tranquileo es una buena playa. El acceso es un poco escarpado, eso sí. Calzado cerrado, no os la juguéis con unas sandalias.
- ¿Es mucho camino?
- ¡Qué va! No creo que llegue a los quinientos metros. Y es un camino cómodo. Lo del calzado es, sobre todo, para bajar a la playa.
- Vale, muchas gracias de nuevo. Buenas noches.
- Buenas noches.
Al fondo del hall del hostal hay una puerta de doble hoja que da a una terraza interior desde la que se accede a otra parte del edificio en el que están las habitaciones que dan a la piscina. Se fueron en esa dirección y, tras cruzar la terraza, dejé de ...
... verlas.
Definitivamente era una chica deseable. Una de las cosas que he descubierto en este renacimiento es el tipo de miradas que busco en una mujer, no me vale cualquiera. Busco una mirada en la que pueda ver la tristeza de una historia pasada y, a la vez, el brillo de la vida. Son miradas que han pasado por lo mismo que yo, miradas que han crecido como persona y que, en el mejor de los casos, son el reflejo de mi propio interior.
Esta chica tenía esa mirada y me quedé pensando en ella durante un rato. ¡Anda que si fuera el reflejo de mi propio interior! Si fuera como yo... Si fuera mar...
Yo soy transparente. He decidido que no tengo por qué esconder ninguna de las cosas que me definen y, claro, eso tiene consecuencias. Por ejemplo: Yo necesito la playa como me la da Barronal. Las playas urbanas, que vendrían a ser lo opuesto, no tienen cabida en mi imaginación. De hecho, cualquier playa que se considere textil y en la que el naturismo no sea, como mínimo, aceptado, se queda fuera de mis apetencias de playeo. Así que, ir acompañado a la playa, es algo en lo que tengo que trabajar porque ninguna de mis amistades, de las que encajan en mis preferencias, también lo digo, encaja para venir conmigo a la playa.
Así que paso muchas horas solo en la playa, conectado con mi yo más interno y, por tanto, conociéndome y dibujándome con mayor definición. Y, otra cosa que he decidido, es que quiero poder hablar con mis amigos de todas mis cosas: desde las más buenas hasta las ...