1. Números Primos II - Cony 2


    Fecha: 17/04/2018, Categorías: Humorísticos Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos

    ... más todo se volvió una masa de luz, calor, gemidos y humedad que duró un segundo o un siglo. Se sintió morir, sobrepasada por las sensaciones... se sintió más viva que nunca, conociendo un nuevo placer, una forma distinta de sentir. No era consciente de sus espasmos, de su respiración, de los rasguños en el pecho de Gabriel; nada de eso importaba.
    
    Despertó.
    
    Se había dormido sobre el pecho de Gabriel... se había desmayado... no lo sabía bien. Sintió en su cara la tensión de lágrimas secas y pudo oler los aromas que aquel encuentro había dejado en el ambiente. Miró a su amante, aún cubierto por la ridícula venda con la que había pretendido dominarlo.
    
    - Perdona... no se que me pasó... ¿que fue lo que me hiciste?
    
    - Erm.... bueno... no sabía si iba a funcionar, tía, pero parece que sí... espero le haya gustado
    
    - Aún no me respondes -inquirió separándose un poco-, ¿qué fue eso?... ¿dónde lo aprendiste?... ¿no decías que eras virgen?.
    
    - Lo soy, en serio... o sea, quiero decir... nadie me ha podido dar un orgasmo... ni las chicas en el orfanato, ni las chicas en las casas de tutelaje...
    
    Se detuvo... ella lo noto... lo sintió.
    
    Él seguía dentro de ella, igualmente erecto que antes...
    
    ... Ella se había venido como una loca, gozando como nadie la había hecho gozar en años, y él, un mocoso virgen -según sus palabras-, alguien a quien con sólo mirarlo debió deshacerse en una piscina de semen, seguía allí, insatisfecho, luego de horas de sexo con la mujer más ...
    ... deseada de Miami.
    
    ... No podía entenderlo.
    
    - Lo siento tía, pero no se sienta mal; no es su culpa... soy yo quien está mal
    
    ¿¡Qué hacía!?... ¿el mocoso trataba de consolarla?... ¿a ella, una sacerdotisa del placer?
    
    - ... es un problema neurológico... mi sensibilidad es tan baja que sólo mediante el dolor siento algo; aún así nunca me he venido... bueno, los sueños no cuentan, supongo...
    
    Su reacción fue casi visceral. Tomó el pene de Gabriel y lo metió en su boca, comenzando una furiosa mamada. Se aplicó con lo mejor de sus trucos, usando incluso su lengua, su mejor arma, en todo su esplendor. Los minutos fueron pasando y los quejidos del muchacho no llegaban.... se negaba a aceptarlo, pero con cada embiste de su boca la respuesta era más obvia.
    
    Fue extraño; ella no era de esa forma. No se permitía esos deslices. Le afectaba demasiado el sentirse incapaz...el saber que Gabriel no había disfrutado le dolía más de lo que quería aceptar. Algo creció en su pecho y se forzó a callarlo, a pesar de querer gritarlo a los cuatro vientos.
    
    Un momento de introspección, quizás, eso era lo que aquello había provocado. El verse a la cara en el espejo de su alma y saber que la visión no le gustaba... el conocer aquella faceta que no mostraba a nadie, ni siquiera a sí misma.
    
    ... Odiaba sentirse no deseada.
    
    Se tragó las lágrimas que amenazaban con explotar en su pecho, contuvo aquel grito que quería narrar al mundo todo su sufrimiento. Simplemente tomó un par de piezas de ...
«12...678...22»