1. Números Primos II - Cony 2


    Fecha: 17/04/2018, Categorías: Humorísticos Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos

    ... ropa y se retiró del lugar... salió del apartamento y subió a su automóvil.
    
    Allí, mientras las nieblas del sueño la envolvían, comenzó amargamente a llorar
    
    - ¡Deja de sollozar!, ¿quieres?
    
    Las palabras de la compañera de celda de Cony la hicieron dar un respingo. Era la primera noche que pasaba en la cárcel, luego de una semana en desintoxicación. Las drogas que le suministraron como reemplazo se le entregaron únicamente para sacarla de peligro vital; como imputada por el crimen que, orgullosamente, había cometido. Tristemente, sus derechos no le daban el privilegio de tener acceso a un tratamiento, simplemente a lo justo y necesario para no morir..
    
    - Perdona Lexie -dijo mientras se limpiaba el sudor de su frente- ... pensé que dormías
    
    - Mira, está bien que sea tu primer día, la pálida por la abstención y todo eso, pero si no cierras el pico te juro que te daré verdaderas razones para llorar
    
    - ¡Já!... Quizás eso sea una buena idea
    
    La cara de Lexie asomó, intrigada, por el borde de la cama superior
    
    - ¿No me digas que eres de las depresivas?... a ver, ¿qué fue lo que te metiste?
    
    - ... Euforia (metanfetamina de cristal)
    
    - Fiuuuu... de las duras, ¿eh?, ¿y cuanto tiempo?
    
    - ¿Diez... quince... veinte años?... no lo sé realmente
    
    - ¡Jajajajaja!... ¡esa no te la cree nadie cariño!, ¿veinte años adicta al cristal?, ¡nadie dura tanto!
    
    - No, supongo que no -dijo Cony conteniendo el dolor-... probablemente partí con algo más suave, no lo sé... mi ...
    ... mente no es lo que solía ser.
    
    - ¡Eso, usa esa estrategia!... a veces el jurado lo cree -dijo secamente Lexie volviendo a acostarse-... buenas noches.
    
    Pasaron los minutos y, por más que lo intentó, Cony no logró contener los embates de la abstinencia. Lo peor de los sueños vívidos ya habían cedido, gracias a la medicación, pero aún no era dueña de su cuerpo. Se sentía como una babosa en sal, no coordinaba bien sus movimientos, no podía dormir a pesar de que su cuerpo se lo pedía e, internamente, se sentía a punto de estallar. Se volvió a mirar el techo y un súbito ataque de claridad mental le reveló la mierda en que se había convertido su vida en un abrir y cerrar de ojos, y no pudo menos que llorar.
    
    - ¡Ah mierda! -gritó hastiada Lexie- ¡ya cállate!
    
    - Perdona, no puedo controlarlo
    
    - Uy, “perdona, no puedo controlarlo” -se burló-... deja de quejarte si no quieres un puntapié en la cara.
    
    - En serio... no puedo
    
    - ¡Estoy hasta las tetas de tus cambios de humor!, ¡parece la regla con patas!
    
    - Si tanto te molesta ve a quejarte al dueño del hotel
    
    - ¡Ah, y graciosa la lindura!
    
    - Cállate quieres...
    
    - Cállate tú, idiota... eres tú la que no deja de quejarse, revolverse y llorar.
    
    - Es que... nada es como debiera
    
    - ¿Qué?... ¿arrepentida?
    
    - Sí... no... no lo sé
    
    - ¡Eres una puta drogadicta y mataste a alguien simplemente!, ¡ya supéralo!.
    
    Eso le dió a Lexie unos minutos de paz... hasta verse interrumpida nuevamente
    
    - Pero, ¡era mi familia! ...
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