1. Mi vida cómo perra


    Fecha: 17/04/2018, Categorías: Dominación / BDSM Sexo con Maduras Gays Autor: siervamadura, Fuente: xHamster

    ... mientras me los ataba con una cuerda y atando el otro extremo al borde de la mesa, estirando más. Cogió uno de los testículos con dos dedos y empezó a apretar fuertemente. Yo chillaba porque el daño era insoportable. “esto no es nada”. Se fue hacia el armario del instrumental y vi que volvía con una caña bambú. Empezó a pagarme por todo el cuerpo, la espalda, el culo y los muslos. Yo gritaba pero ella se reía y daba más fuerte. Al acto, tenía el culo ardiendo y dolorido. Los muslos y espalda era lo que más me dolía y escocia. Ella pegaba sin miramientos, disfrutando cada golpe. Hacía calor, en un momento que se puso a mi vista, para pegarme en el omóplato, vi cómo el sudor, le caía por la frente. Su piel estaba brillante y sudorosa. Todo sobre enorme cuerpo mojado por gotas que caían por sus pechos y barriga. Al rato pararon los golpes. “Te he dejado bien adornado, de esta, vas a aprender a portarte bien”. Respiré hondo para relajarme e intentar que me pasa pronto el escozor. No quiero estropearte más, pues esperamos a nuestro dueño, pero aún no he terminado”.Dejo la caña en la mesa y del armario saco algo que puso delante de mí cara. Vi que era una vela gorda y la encendió. “Veras como esto te espabila y te gusta”. Sin más, empezó a echarme gotas de cera ardiente sobre el cuello y fue bajando por la espalda. Eran cómo picaduras de avispa y me retorcía de dolor. Cuando llegó al culo, se empleó a fondo. Noté una gran cantidad de picaduras. Me retorcía y quejaba pero estaba ...
    ... muy bien sujetó por las correas y no podía moverme. Me sujetó las nalgas abiertas y derramó cera en la raja el culo y en el ano y allí si que dolía demasiado. Yo chillaba de dolor y se me escapaban las lágrimas. Luego, metió la vela por el culo apretando hacia dentro “Asi, bien dentro, para que no se te salga.” Enseguida noté las gotas cayendo en los huevos y la punta de la polla. Mientras, ella se tomó un descanso para secarse el sudor con una toalla, que se pasó por la cara y las axilas, siguió con el vientre y luego por la entrepierna y la raja del culo. Mientras, yo estaba aguantando las gotas de cera en los huevos y la polla que ya se estaba convirtiendo en un dolor insoportable por lo que no podía dejar de chillar. Mientras ella me miraba complacida. En ese momento, se oyó la puerta y entró el Dueño, pero no estaba solo. Venía un hombre con él. Se acercaron al estrado y reconocí al hombre era el que me uso en la playa. Botas militares, pantalón de cuero y camiseta negra de tirantes. Se quedó mirando muy serio el escenario. Con una mirada fría que no presagiaba nada bueno. “la gorda es mi cerda esclava y al a****l ya lo conoces de cuando te lo follaste en la playa. Están a tu disposición” le dijo mi Dueño. El se acercó a la mesa y se puso a acariciarme los hombros la espalda, me acariciaba y daba palmadas en el culo. ”Este culo ya lo conozco me lo folle en la playa y me gusta mucho. Ya veo que se le ha hecho un buen trabajo, estás marcas tardarán varios días en irse”. ...
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