1. Morbo y frenesí con pareja de 60 años


    Fecha: 19/04/2018, Categorías: Incesto Autor: luis3311, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Luis, tengo 31 años y vivo en Santiago de Chile, enorme y ruidosa ciudad que te mantiene en estado de alerta constante, acumulando cada minuto un poco más de estrés en nuestra espalda y cabeza. De contextura soy delgado, atlético gracias al deporte, pelo castaño y ojos negros.
    
    Desde que soy adolecente me he acercado al sexo para mantener cierto nivel de tranquilidad y armonía, largas jornadas dedicaba a masajear mi bulto y descargar mis emociones de manera viscosa y caliente, observando todo tipo de cuerpos y géneros. En algún momento cuestioné mi sexualidad, veía hombres y mujeres de todas las edades y tallas en imágenes y videos pornográficos, eso me ponía muy duro, y me di cuenta así a temprana edad que lo que me excita es el éxtasis, la borrachera del placer, la calentura, no el tipo de cuerpo o si es hombre o mujer.
    
    En una sociedad como la nuestra los prejuicios pesan y mucho, por lo que no me atreví a dar rienda suelta a mis deseos más allá de lo que podía encontrar en los miles de sitios virtuales dedicados a estimular nuestro morbo, hasta que sucedió lo que me motiva a compartir parte de mi vida en esa historia.
    
    Hace un año me vine a un barrio en la comuna de Maipú con unos amigos, el entorno es tranquilo y cargado de actividades vecinales. Llegó el mes de septiembre, donde en Chile celebramos las fiestas patrias, por lo cual nuestro barrio se organizó y creó competencia culinaria por pasaje. Como veníamos recién llegando al sector, le ...
    ... manifesté a mis amigos lo bueno que sería participar junto a nuestros vecinos, así que me inscribí como colaborador a nombre de nuestra casa, donde se nos asignó hacer el clásico ponche de durazno junto a la casa 184.
    
    Al ser nuevo en el barrio no conocía más que de vista a los vecinos de mi pasaje, por lo cual fui inmediatamente a la casa 184 a coordinar el trabajo que se nos encomendó. Día sábado en la tarde, a punto de llegar la primavera y el sol cálido despidiendo el invierno, me acerco a la puerta y toco el timbre. Luego de un par de minutos se abre la puerta, tras ella aparece una mujer de 60 años, melena blanca, 1.60m de altura y con unos pechos enormes, gordos y turgentes que fácilmente le llegan al ombligo.
    
    - Hola buenas tardes, soy Luis su vecino, me toca trabajar con su casa para hacer el ponche
    
    - Hola Luis si me comentaron que vendrías, yo soy Graciela, estábamos con mi marido a punto de tomar once, pasa adelante.
    
    Haciendo caso a la invitación de Graciela, entré a la casa y vi la mesa puesta donde se encontraba su marido, Ricardo, un caballero de unos 65 años, alto (1.80m) y esbelto.
    
    Tomé asiento y nos pusimos a conversar de la vida en general, me contaban de sus 2 hijos y los 5 nietos que tienen, yo de mi trabajo y estudios, etc. Pasaron alrededor de 3 horas cuando ya se hizo de noche y Ricardo me invita a probar el vino que tiene guardado para que podamos hacer el ponche, y le pide a Graciela que traiga. Nos ponemos a beber los tres y en pocas horas ...
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