Negación - Capítulo 3
Fecha: 23/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... sentaba a mi lado, era que cuando estaba a su lado, mi mente podía estar en blanco. Me dejaba llevar.
Miguel siguió hablando de todas sus fantasías sexuales con Cecilia y con las otras chicas del gimnasio y las cosas calientes que les haría si tuviera la oportunidad de abrir sus piernas. Como si ellas lo permitirían. Ya se había hecho fama de chico de una sola noche. Lo dejé seguir en sus divagaciones, pensando en las horas que quedaban para que llegara la hora de mi cita. ¿De qué quería hablar?, la duda me mataba.
- Enano… Enano! – sentí un golpe suave en la cara. Me había dormido. Eso era raro, jamás me había quedado dormido aquí. Enfoque la cara de Miguel, me miraba asustado – ¿Te sientes bien?
- Estoy bien Browny… creo que me dormí un poco tarde anoche, tranquilo. De verdad. – Mi miro… y una sonrisa comenzó a extenderse por su rostro.
- Entiendo… tuviste sexo toda la noche y ¡no me invitaste!...
- ¡Ay Dios! Dame paciencia…
- Vamos campeón, tienes cinco minutos para llegar a tu clase, y no te lleves a ninguna muñeca sin mi aprobación… lo que hiciste ayer no está bien, debiste avisarme… - Me tendió la mano y me ayudo a ponerme de pie, cuando le di la espalda me dio una fuerte palmada en el trasero que envío punzadas de dolor por todo mi cuerpo – Sexy culito, Enano.
Salí rápido del camarín, y cuando estuve fuera fui libre de calmar el dolor de mi trasero, si el cabrón supiera lo que hice anoche, me mataría. Miguel es pura testosterona, está orgulloso de ...
... su masculinidad, y bueno yo era yo. Tomé otro Ibupofeno antes de iniciar la siguiente clase, iba a tener que preguntarle a Claudia en algún momento, cuál era la dosis indicada para un día, porque con todos los que había tomado hoy para mitigar el dolor, seguramente me encontraba muy próximo al nivel de toxicidad.
La siguiente clase transcurrió con normalidad, por suerte, esta vez Miguel no se apareció en la puerta. Tampoco Cecilia estaba, por lo que pude relajarme, no sería objeto de las bromas de Brawny por lo que quedaba del día. Cuando finalicé la clase, me sentí cansado. El trasnoche me estaba pasando la cuenta. Eran las nueve de la noche, y la jornada aun no terminaba, en treinta minutos debía dar inicio a la última clase de mi cátedra de este semestre en la Universidad. Lo mejor de todo, es que hoy era día de tortura, y el examen que había preparado iba a cortar más de una cabeza, y dejaría sangrando a muchos otros. Seguía pensando que el “El Cementerio” era quedarse corto ante mi nivel de maldad.
Me ofrecieron el puesto a finales del año pasado, cuando estaba egresando de la Universidad, mi amor a las matemáticas me había abierto las puertas como catedrático, inicié a principio de año con mano dura, y los estudiantes resintieron el cambio, del anciano bonachón al joven inconmovible. Sin embargo, les enseñe y ellos aprendieron. Esa era la ecuación más fácil de mi vida. La docencia no tomó nada de mí salvo tiempo. Tiempo que antes empleaba usando atendiendo a mis ...