Negación - Capítulo 3
Fecha: 23/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... clientes. Cuando me volví más exigente y exclusivo muchos de ellos terminaron por abandonar, no sólo porque el costo fuera mayor, sino que el acceso era distinto, ya no tenía tiempo para atenderlos, y la verdad, es que terminaba el día rendido. Por lo que más que lamentar las pérdidas, las agradecí.
Entre al camarín, a toda velocidad y me fui al baño, Miguel estaba en la ducha contigua, podía oírlo cantar, me dieron ganas de grabarlo, pero no tenía tiempo, me desvestí rápidamente, me saque la polera, y buzo, estaba agachado, con los bóxer en los tobillos, cuando escuche un silbido que venía de mi espalda, me erguí rápidamente.
- Wow Enano, tú no te andas con rodeos, ¿verdad? – su voz sonaba burlona.
- Muévete – le dije mientras corría a la ducha. Entré al agua sin prestarle atención.
Cuando salí él todavía estaba ahí, llevaba unos pantalones negros, el torso desnudo. Miré los hombros anchos, los bíceps, los pectorales, el abdomen, los oblicuos.
- Te conservas bien, anciano - le dije riendo, mientras le daba la espalda para secarme, dirigiendo al banco donde estaban mis pertenencias.
- Culón.
- No se te ocurre nada más – comencé a vestirme, me puse unos bóxer negros, y luego me volteé.
- Hmmm… - lo miré, se veía… afectado. Me reí.
- ¿Qué haces?
- Nada, miraba un buen pedazo de...
- Suficiente por hoy… - tomé mis cosas y terminé de vestirme en la sala.
Me vestí rápidamente y fui a despedirme de Miguel, se había vuelto a meter a la ducha.
- ...
... Brawny… ¿Estás bien?, ¿Qué pasa?...
- Nada… es que vi un culazo y me calenté… necesitaba agua fría.
- ¡Orejón Hijo de Puta! – le grité. Solo lo escuché reírse. Y salí de ahí.
- - -
Por fin estaba en casa, sentado en la cocina mientras me tomaba un vaso de leche. Estaba de buen humor. Era satisfactorio ver la cara de terror de mis estudiantes cuando me presenté en el salón. Uno de los chicos incluso se persignó, mientras rezaba fervientemente a no sé qué santo, pidiéndole el milagro que necesitaba para salvar la asignatura – Cómo si fuera suficiente – pensé.
No era que me agradara ser malo, pero era joven, y esa fue razón suficiente para que algunos de mis alumnos no me tomaran en consideración. Me di cuenta la primera semana de clases, cuando traté de ser carismático y comprensivo, que la cosa no iba por ese lado. Estuve las dos horas que duran mis clases, explicándole a las paredes, y desarrollando operaciones matemáticas en el pizarrón para el mobiliario. Cuando comprendí su falta de interés era porque no me veían como una figura de respeto, cambié la estrategia. Y funcionó.
Muchos de mis alumnos eran mayores que yo, desarrollaba la matemática fundamental que necesitaban los estudiantes de primer y segundo año de Ingeniería del programa vespertino de la Universidad. Mis estudiantes eran en su mayoría adultos trabajadores que deseaban continuar sus estudios o perfeccionarse. Era jodidamente bueno con los computadores, pero los números eran mi pasión. Venia ...