Negación - Capítulo 3
Fecha: 23/04/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... aquí de lunes a viernes desde las veintiuna treinta a las veintitrés treinta, dónde terminaba mi jornada semanal, y luego, los días sábados en una jornada más extensa, desde las nueve de las mañana a las dieciocho horas. Si consideraba el Servicio de Salud como mi lugar oficial de trabajo, el gimnasio era una distracción, y la Universidad, un hobby. Y tenía la energía suficiente para hacerlo, me encantaba el cansancio que sentía al llegar a casa. Así como los suculentos cheques que recibía todo los meses.
Apuré el vaso de leche y miré la hora. Era media noche. Miré mi celular y vi el último texto que recibí hoy. Estaba a mitad de la tortura y diversión – viendo la cara de mis alumnos, con sus caras de concentración en sus exámenes, mientras me paseaba por el aula para asegurarme que no copiaran – cuando recibí un mensaje de Miguel.
Enano… vamos al bar?
Le devolví el mensaje, disculpándome por tener que rechazar su invitación, prometiéndole que el sábado por la noche nos iríamos de juerga juntos. E invitaría a Claudia. Pareció agradarle la idea. Porque su respuesta fue una mano con el pulgar arriba. Cuando di por terminado el examen, despache a los alumnos deseándoles un buen descanso durante el receso de invierno, e informándoles que enviaría el resultado de las evaluaciones lo antes posible para que pudieran relajarse. Descansar por dos semanas de la docencia le haría bien a mi cuerpo.
Fui mi habitación a buscar un abrigo para la noche. El sweater que llevaba no ...
... me protegería del frio que seguramente hacía afuera. Baje las escaleras y decidí caminar al paradero de la avenida, dónde nos juntábamos siempre que él requería mis servicios.
Salí con mucho tiempo de anticipación. Desde mi casa al paradero eran casi veinte minutos andando. Así que caminé lentamente, observando la vida nocturna que estaba comenzando los diferentes bares de la ciudad. Miré los autos pasar, mientras relajaba mi mente. Perdía los sentidos cuando estaba cerca de él. No pensaba con claridad. Puse los audífonos en mis oídos reproduciendo el playlist de mi banda musical favorita.
Fue uno de mis primeros clientes, había hecho un pequeño anuncio en una típica página web, enfatizaba en que la discreción era mi principal prioridad en el asunto. Coloqué algunas fotos de mi cuerpo, cerciorándome que mi rostro estuviera siempre oculto. No establecí tarifas, las debatiríamos personalmente si se daba la ocasión. Me mandó un mensaje una tarde de verano, cuando había perdido toda esperanza, y me decidía a abandonar la Universidad para comenzar a producir dinero, y de alguna forma ayudar a mi familia.
Solicitaba una cita, y al igual que hoy, sólo hablamos. Cuando lo vi, me pareció despampanante. No le habría cobrado nada, si me lo hubiera pedido amablemente. Pero desde el momento en que me miró, solo se dedicó a insultarme con sus ojos que me miraban con asco, y su boca que me hacía sentir humillado con cada palabra que decía.
Faltaban quince minutos cuando llegué ...